miércoles, 30 de abril de 2008

30 de Abril - Día de la Victoria

En el día de hoy las calles de Vietnam se han vuelto a llenar de banderas rojas con estrellas, hoces y martillos.



Se celebra el Día de la Victoria, una fiesta nacional.

En este día se conmemora que el 30 de Abril de 1975 se produjo la Caída de Saigón en manos de las fuerzas comunistas del PAVN. Ese día, terminó la Guerra de Vietnam.



Durante los días previos, la Embajada Americana ya había sido desalojada y Estados Unidos había dado la guerra por perdida. Duong Van Minh, presidente de la República de Vietnam del Sur durante sus últimos tres días, anunció la rendición y ordenó a las Fuerzas de Vietnam del Sur cesar las hostilidades y mantener las posiciones para evitar más derramamiento de sangre. Invitó al Gobierno de Ho Chi Minh a celebrar una ceremonia de transferencia ordenada de poderes pero el orgullo de Vietnam del Norte hizo que se rechazara la entrega y se continuara con la ocupación de la ciudad.

Ese mismo día, las puertas del Palacio de la Independencia fueron derribadas y se izó la bandera del Frente de Liberación Nacional (NLF, Viet Cong). El Presidente Minh fue detenido y obligado a anunciar por radio la disolución completa del gobierno de Vietnam del Sur, dando por finalizado el conflicto armado de la Guerra de Vietnam.


Hasta la cocina...

Para celebrar la Caída de Saigón, lo primero que hicieron los comunistas fue cambiar el nombre de la ciudad por Ho Chi Minh City, en honor al entonces Presidente de Vietnam del Norte y líder de las revolución comunista; una medida que todavía es motivo de discusión entre los ciudadanos de la antigua Saigón.



Este día también se conoce como el Día de la Reunificación o Día de la Liberación, y es que para los vietnamitas el 30 de Abril no solamente fue el día que ganaron la guerra contra Estados Unidos sino el día que se consiguió devolver la paz al pueblo.

sábado, 26 de abril de 2008

En el taller del maestro Ong Do...

Hace tiempo hablé de una de las tradiciones vietnamitas más bonitas pero poco conocidas: el Ông Đồ, el Arte de la escritura antigua en Vietnam.



La tradición se celebra exclusivamente durante el Têt, el Festival de Año Nuevo Lunar vietnamita, y consiste en acudir a un maestro Ong Do para que escriba sobre un papiro poemas en forma de oraciones paralelas verticales con tinta negra sobre temas como la felicidad, prosperidad y longevidad para desear a toda la familia en el Año venidero.


Durante el Festival de Têt, los maestros Ong Do salen a la calle Pham Ngoc Thach y la gente acude a ellos para escribir poemas.

Sin embargo, aparte de la tradición exclusiva de esa época del año, yo lo encuentro un recuerdo personalizado muy interesante y por eso, durante la visita de mis amigos a Vietnam acudimos al taller de Le Hai, un maestro Ong Do que había conocido el pasado Têt.


El taller no es gran cosa, una habitación en su casa llena de trastos de escritura, propia de un auténtico artista.

En una pared del taller descubrí una copia escrita en papiro del poema clásico dedicado al Ong Do escrito por Vu Dinh Lien a principios del s.XX y que supuso el resurgimiento de esta vieja tradición que se creía olvidada.



El poema dice así:

Cada año cuando los árboles del melocotón florecen
El anciano estudioso aparece otra vez, mostrando
El papiro rojo y la tinta negra junto a la acera
Con la calle llena de transeúntes

Tanta gente quiere contratarle para que escriba
Preciosos caracteres que ellos admiran
Demostrando la habilidad de su mano y sus gentiles pinceladas
Como los dragones voladores y los fénix danzantes

Según pasan los años, menos gente se acerca
El papiro rojo se vuelve sombrío al desvanecerse
La tinta negra se espesa en su triste frasco
¿Dónde estaban aquellos fieles clientes ahora?

El anciano estudioso todavía permanece sentado allí
Ningún transeúnte le presta atención
Las hojas amarillas caen sobre su papiro rojo
Afuera, la niebla se vuelve más densa

Este año los árboles del melocotón están floreciendo de nuevo
Pero nadie ve aparecer al anciano estudioso
¡Ah! ¡Las almas de aquellos años pasados!
¿Dónde están ahora? ¡Nadie lo sabe!


Sin duda toda una inspiración para un maestro Ong Do.

A pesar de presentarnos sin avisar y con un montón de encargos, nos acogió muy amablemente en su taller y con papel y boli y mis nociones de vietnamita conseguimos que nos escribiera poemas personalizados a mis amigos Luisa y Nuño y a mi. En algunos de los papiros incluso pintó el fondo de acuarela con motivos paisajistas en el momento.



Yo pedí que me escribiera un poema sobre la Fortuna (Lộc) y este fue el resultado:



Un trabajo a mano impresionante, ¿no os parece?

Después de una hora de trabajo nos entregó los poemas personalizados con nuestro nombre, estábamos muy satisfechos. Alguno pensará que estas auténticas obras de arte pueden costar bastante, por ser un trabajo artesano, pero en realidad nos costaron sólo 2 Euros cada uno. A mi me daba verdadera vergüenza pagar tan poco pero el maestro, demostrando una enorme humildad, no quiso cobrar más por el encargo.

Espero con este post dar a conocer una de las tradiciones más artísticas de Vietnam y uno de los recuerdos más bonitos que uno puede llevarse durante la visita a este país.

miércoles, 23 de abril de 2008

Visita de mis amigos a Vietnam

Como ya comenté, hace unos días estuvieron por Vietnam mis amigos de toda la vida Nuño y María Luisa.

Durante 10 días han recorrido Vietnam de Norte a Sur en un itinerario muy completo:

- Día 1: Hanoi
- Día 2: Ha Long Bay
- Día 3: Hanoi
- Día 4: Hué
- Día 5: Hué y Hoi An
- Día 6: Hoi An
- Día 7: Ho Chi Minh City
- Día 8 y 9: Delta del Mekong
- Día 10: Compras por Saigón

En la etapa del viaje por el Norte de Vietnam les dejé un poco a la aventura a ellos dos, pero se apañaron bien con la guía de Lonely Planet.

Como anécdotas, durante todo el viaje, en los hoteles se pensaban que estos dos eran un matrimonio de luna de miel y ponían cara de asombro cuando pedían camas separadas. Juas...

También me dijeron que la montaron en la fila para entrar al Mausoleo de Ho Chi Minh en Hanoi para ver al tío Ho conservado en un sarcófago de cristal. Hay unas normas muy estrictas sobre vestimenta, guardar silencio, introducir cámaras de fotos, meterse las manos en los bolsillos, etc. y alguna debieron liar para que les echaran la bronca.

Por último, en Hanoi fueron víctimas del timo de una señora con una balanza de canastos vietnamita que se lo prestó para hacerse una foto típica y luego les pidió dinero a cambio. Como todavía no manejaban bien las cantidades de Dongs, les metieron una clavada y la señora acabó con dinero suficiente para comer toda una semana. xD Por si esto fuera poco, Nuño, indignado porque les habían timado, pegó una patada al suelo y se cortó el pie con algo. Entre eso y que me llamaba de vez en cuando para quejarse de que le picaban los mosquitos, vaya comienzo de viaje...



Del Norte, lo que más les gustó fue sin duda la bahía de Ha Long.

Ya en el Centro de Vietnam, me uní a ellos junto a Javi de Hong Kong, que justamente acababa de venir también a Vietnam, para ver Hué y Hoi An, ciudades que todavía no había visitado.

En Hué, paliza de pateo que nos metimos para ver la Ciudadela bajo el sol abrasador y el día que nos íbamos prisas a última hora para ver las tumbas reales.


Nuño y yo casi le hacemos el lío a uno y nos llevamos su cyclo.


Posando con las estatuas a tamaño real de los mandarines en la tumba del Emperador Tu Duc.

En Hoi An, recorrido por el Barrio Antiguo, muchísimas compras de recuerdos y modelitos de sastre (¡María Luisa se hizo a medida dos vestidos de seda preciosos!) y a descansar en el resort y en la playa de Cua Dai.


Paseo por la playa de Cua Dai, como digo, un viaje completo.

De vuelta a Saigón, hicimos turisteo por la ciudad y les llevé de cena a restaurantes vietnamitas.


Nuño, Luisa, Javi y yo en el 31, un restaurante de parrilla vietnamita bastante popular.


Nuño y yo a punto de comer cocodrilo.

El sábado por la noche, a salir de fiesta. En Saigón no hay muchos clubs abiertos después de las 2 de las mañana, por aquello de que vivimos en un régimen comunista, pero conseguimos aguantar hasta las 6 de la mañana en el único garito-antro abierto hasta esas horas. Nuño estuvo hablando/tirando fichas a una chica que yo ya sabía que era una señorita de compañía (mujeres que fuman, como le gusta llamarlas él) pero no quise decir nada para ver cómo acababa la cosa y reirme un rato, juju. Al final, no pasó nada y la chica se acabo marchando. Cuando le dije a Nuño que esa era una señorita de compañía (que no tiene porqué ser puta, ya comentaré las diferencias...) se quedó traumatizado. Que sí Nuño... que a esa tía la he visto paseando del brazo con señores por el centro de Saigón varias veces. Me río porque al final la cosa quedó en nada, pero si lo piensas es triste venir a Vietnam, pensar que estás ligando con una chica en un bar y luego cuando toca irte con ella surja el tema del dinero (el mítico, ¡sorpresa, soy puta!)... yo ya tengo el ojo entrenado y se distinguirlas más o menos, pero mucho recién llegados se llevan el palo.

Al día siguiente de salir, después de dormir una hora, excursión al Delta del Mekong. En plena transición entre borrachera y resaca los tres se montaron en un autobús con 4 horas de camino por delante y excursiones en bote de acá para allá por el río Mekong. ¡Qué campeones!


Navegando por los canales del Delta del Mekong.

Un día después, volvieron a Saigón y antes de regresar a España se dedicaron a comprar más recuerdos.



Chicos, jamás olvidaré esta visita. Haber venido al otro lado del mundo para verme me ha hecho una ilusión enorme, no os podéis ni imaginar. Lo he pasado genial estos días con vosotros y sé que habéis disfrutado de vuestro viaje por Vietnam, será un viaje que recordaréis por siempre.

Nos volvemos a ver en menos que canta un gallo.

¡Os quiero!

Construye tu propia moto from Scratch

Una de las cosas que me llama la atención de Saigón es que muchos negocios comerciales se distribuyen en una misma calle o en el mismo barrio. Así, por ejemplo, si quiero hacer copias de llaves debo ir a los puestecillos de la glorieta de la estatua de Thanh Giong cerca de Pham Ngu Lao, porque no encontraré cerrajerías andando por la calle.

Seguro que la mayoría de expatriados en Asia habrán notado lo mismo en sus respectivas ciudades. En Hong Kong, por ejemplo, recuerdo que en Kowloon había una Ladies St. y un Men St., con ropa y accesorios para cada género, otra calle sólo con joyerías, un mercado de Jade, un Goldfish Market dedicado sólo a peces, otro de pájaros, etc.

El caso es que paseando por Cholón, el barrio Chino (equivalente a Chinatown) de Saigón descubrí algo así como un Motorbike Street City Market o, como lo llamo yo, el mercado de las motos. Ahora mismo no sabría cómo volver, pero debe estar por los alrededores de Trang Hung Dao.


La entrada al mercado, parece una calle cualquiera pero... no.

El mercado de las motos es un cruce de 3 o 4 calles con puestos donde venden respuestos de motos, pero cualquier respuesto. En teoría, podrías llegar con las manos vacías y construir tu propia moto desde cero yendo de puesto en puesto comprando partes de la misma y ensemblándolas en el momento, para acabar marchándote a casa montado en ella. Veamos qué piezas se pueden encontrar:


Llantas, cámaras y neumáticos.


Amortiguadores, horquilla delantera y ejes.


Manillar completo, con carcasa y faro incluido. Guardabarros.


Intermitentes delanteros, velocímetro, retrovisores.


Motor y tubo de escape.


El plato y la cadena.


Horquilla trasera, manilla del freno, cable del freno, pedales de cambio de marcha, pedal de freno, pedal de arranque manual, reposa pies, manguitos, pata de cabra, intermitentes y faros traseros.

Y ya está, ¡no me lo envuelva que me lo llevo puesto! xD

Entras por una calle al mercado andando y sales por otra en moto, juas... No es una idea descabellada ya que, como véis, es posible adquirir cualquier pieza de la moto y además te la montan ahí mismo.

Bueno, me he sorprendido a mi mismo escribiendo este post, no sabía que podía reconocer tantas partes de una moto mirándolas por separado.

domingo, 20 de abril de 2008

Hoi An

Hội An es considerado por muchos como el pueblo más bonito de Vietnam. No en vano ha sido denominado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Está localizado a 4 horas de Hué, en el Centro de Vietnam, merece la pena aprovechar la estancia en la región para visitar las dos ciudades.



Hoi An es uno de los puertos comerciales más antiguos de Asia. Evidencias arqueológicas demuestran que ya en el s. II la actividad de los mercaderes cham en esta zona convirtió el enclave de Hoi An en el puerto más grande del Sudeste Asiático. En esta región se encontraba el centro del reino Champa (anterior a la llegada de los vietnamitas) entre los siglos II y X. El puerto comercial de la región se situó en el estuario del río Thu Bon, actualmente Hoi An.

A finales del s. XVI, los Señores Nguyen que gobernaban Vietnam del Sur (Cochinchina) invitaron a los japoneses y chinos a asentarse en diferentes zonas de la ciudad portuaria de Hoi An. Los mercaderes del noreste de Asia navegaban hacia el sur en primavera, empujados por vientos favorables. Permanecían en Hoi An hasta el verano, cuando los vientos cambiaban de rumbo y les permitían el regreso a casa. Durante los cuatro meses que permanecían en la ciudad, los comerciantes alquilaban casas para vivienda y almacén. Con el tiempo, algunos mercaderes empezaron a dejar agentes permanentes en Hoi An para encargarse de los negocios durante los meses de temporada baja. Así es como tuvieron comienzo las colonias extranjeras de chinos y japoneses.

A partir del s. XVII, comenzaron a llegar comerciantes portugueses, españoles, franceses y holandeses. Entre los s. XVII y XIX, el puerto de Faifo, como era conocido Hoi An en occidente, vivió su época dorada como uno de los principales enclaves comerciales de Asia, rivalizando con Macao y Malaca, en las rutas entre Vietnam, Tailandia e Indonesia.

El puerto cayó en desgracia cuando el río Thu Bon empezó a encenagarse y el escaso caudal impedía la navegación de los barcos. Sin embargo, la herencia de los comerciantes extranjeros todavía se percibe al pasear por el Barrio Antiguo.

Las calles del Barrio Antiguo, convertido en zona peatonal, son lo más bonito de Hoi An. La arquitectura de las casas es singular y la pintura desgastada de muchas de ellas da realmente un aire antiguo a la ciudad.





Exiten ciertas normas estéticas respecto a la construcción o renovación de casas, como no sobrepasar cierta altura, ser de color amarillo, etc. De esta forma, el conjunto de casas queda más uniforme.



Un paseo por la calle Tran Phu, que atraviesa todo el Barrio Antiguo, permite visitar los edificios más antiguos de Hoi An. Dado que algunas casas datan de primera mitad del S.XIX, sus propietarios cobran unos pocos Dongs por enseñarlas y contar su historia, y dedican este dinero a la convervación de las mismas.


Las Salas de Reuniones de Congregaciones Chinas y el Puente Cubierto Japonés

Algunos de los edificios destacados del Barrio Antiguo son las Salas de Reuniones de Congregaciones Chinas. Como he comentado antes, los comerciantes chinos fueron invitados a establecerse en Hoi An, y estos fundaron Pabellones de Asambleas para reunirse que servían también como templo y alojamiento a mercaderes de paso.

Los comerciantes chinos provenían de cinco provincias meridionales de China: Fu Kien, Hainan, Chaozhou, Hakka y Cantón. Cada congregación disponía de su propia Sala de Reuniones, mantenida por los comerciantes de dicha provincia, y, aparte, existía una Sala de Reuniones de todas las Comunidades chinas.















El paseo por la calle Tran Phu termina en el Puente Cubierto Japonés, uno de los símbolos de Hoi An que está presente en los billetes de 20.000 VND. Este puente, cuyo origen se remonta a 1590, servía para comunicar el barrio de asentamiento japonés con el chino.



En un lado del puente hay un pequeño templo taoísta sobre cuya entrada hay colgada una inscripción con el nombre que se le dio al puente en 1719, "Puente para los transeuntes que llegan de lejos". Sin embargo, el puente ha seguido conociéndose como Puente Cubierto Japonés hasta nuestros días.



Cuenta la leyenda que existía un enorme monstruo subterráneo llamado Cu que tenía su cabeza en la India, su cuerpo en Vietnam y su cola en Japón. Cada vez que se movía, la cola desencadenaba terribles terremotos en Japón. Se contruyó este puente en pleno corazón del monstruo, causándole la muerte. Los habitantes de Hoi An se apiadaron de él y construyeron este templo para rezar por su alma.

Cuando pasé por el puente, había un grupo de japoneses escuchando aténtamente la explicación del guía. Debe ser uno de los restos históricos más importantes de la presencia nipona en Vietnam.


Las sastrerías de Hoi An

Además de por su arquitectura antigua característica, Hoi An es famosa por ser una de las principales sastrerías de Vietnam. La ciudad entera está llena de tiendas de sastre y talleres de costura.





Las tiendas ofrecen al visitante la posibilidad de confeccionar cualquier vestuario inimaginable a precio de ganga. Desde pijamas de seda, ao dai vietnamitas, quimonos japoneses, corbatas, o incluso copiar los mejores trajes de caballero y vestidos de gala que aparecen en los catálogos de los diseñadores de moda más famosos. El sastre toma las medidas y el cliente elige el modelo, el tipo y el color de la tela, que puede ser seda, lino, algodón, etc. Al cabo de unas horas lo tendrá listo y puede pasar a recogerlo. Muchas tiendas incluso ofrecen servicio de entrega a domicilio, en el hotel donde el cliente se hospeda.

Después de haber acordado la prenda (generalmente prendas) a confeccionar, los sastres acuden a los numerosos talleres de costura, sino disponen de taller propio, que no detienen su actividad desde que amanece hasta que anoche.



Cuando el traje es entregado al cliente, este se lo prueba y solicita los posibles ajustes finales o bien acepta encantado.

Se puede afirmar que Hoi An es una de las visitas que más cara le acaba saliendo al turista de Vietnam. La compra de trajes de tanta calidad a precios tan bajos puede resultar adictiva, no es broma. Aquello era un no parar de encargar modelos, como decía mi amiga María Luisa. Mi recomendación: llegar a Hoi An con las maletas medio vacías. ;)



Como veis Hoi An es una ciudad con muchísimo encanto e identidad propia; su arquitectura singular, la gastronomía fantástica y las mejores agujas de Vietnam, el país de la seda, harán las delicias del viajero.

jueves, 17 de abril de 2008

Hué - La antigua capital imperial

Con la excusa de la visita de mis amigos a Vietnam, he viajado con ellos al Centro del país, empezando por Hué.

Huế es la antigua capital imperial de Vietnam. La ciudad del Río del Perfume, la llaman...



Fue originalmente erigida capital de la Vietnam del Sur (Cochinchina) por los Señores Nguyen durante su dinastía feudal entre 1558 y 1775. Tras la guerra con los Señores Trinh de Vietnam del Norte (Tonkín) y la rebelión de Tây Son, en 1802 el país quedó unificado bajo el mandato del emperador Gia Long, fundador de la Dinastía Nguyen, el cual devolvió a la antigua capital, Hanoi, el nombre de Thang Long, y trasladó la capital del nuevo imperio a Hué.

Hué permaneció como capital de Vietnam hasta 1945, cuando el Emperador Bao Dai abdicó y el gobierno comunista estableció la capital en Hanoi. Los colonialistas franceses volvieron a proclamar a Bao Dai cabeza de estado en 1949, pero esta vez situaron la capital en Saigón. El conflicto entre el gobierno comunista y el gobierno impuesto por Francia derivó en la Guerra de Indochina y concluyó con la división del país en Vietnam del Norte y Vietnam del Sur tras el Acuerdo de Ginebra en 1954.

La existencia histórica de la ciudad de Hué es la razón por la cual Hanoi y Saigón son ciudades con tan pocos monumentos y de escaso interés turístico, la época de esplendor arquitectónico en Vietnam coincidió con el reinado de la Dinastía Nguyen con capital en Hué.

Todo el país se enorgullece de esta ciudad como centro cultural, artístico y literario de Vietnam. Hué contiene las maravillas arquitectónicas más importantes de Vietnam, comenzando por la Ciudad Imperial, desde la que gobernaron los emperadores de la Dinastía Nguyen de 1802 a 1945.


La ciudadela de Hué

La Ciudadela (citadel) de Hué es un complejo amurallado que encierra la grandiosa Ciudad Imperial.



Tiene un perímetro de 10 km y unas murallas de ladrillo de 2 m de grosor, rodeadas por un foso en zig zag de 30 m de ancho. 10 puertas fortificadas permiten el acceso a la ciudadela a través de un puente sobre el foso.


La Ciudad Imperial

La Ciudadela contiene un segundo recinto, la Ciudad Imperial, construida a imagen del Palacio Imperial de Pekín.



La Puerta de Ngo Mon o Puerta del Mediodía, al igual que la Puerta Meridiana en Pekín, permite el acceso a la Ciudad Imperial. Se compone de 5 entradas. La entrada del centro estaba reservada exclusivamente para el emperador, las dos adyacentes para los mandarines y las dos exteriores para los soldados.



Sobre la Puerta está el Ngu Phung o Balcón de los Cinco Fénix, desde el cual el emperador presidía las ceremonias de estado y los desfiles militares y promulgaba el calendario lunar. En este lugar fue donde Bao Dai, el último emperador de Vietnam, abdicó al trono en favor del gobierno revolucionario de Ho Chi Minh el 30 de Agosto de 1945.



Tras atravesar la Puerta Ngo Mon se llega al puente de Trung Dao, reservado también para que el emperador cruzara el estanque de lotos.





El puente da acceso a la explanada de los Grandes Saludos, en frente del Palacio de Thai Hoa o de la Suprema Armonía, desde donde el emperador gobernaba y celebraba las recepciones oficiales.



A pesar de inspirarse en la Ciudad Prohibida de Pekín, las diferencias en la arquitectura decorativa son notables, la interpretación vietnamita por ejemplo recarga de ornamentos las esquinas de los tejados de los pabellones.



Detrás del Palacio de la Suprema Armonía se situaba la Ciudad Púrpura Prohibida, un tercer recinto amurallado al que sólo tenían acceso el emperador, sus esposas y sus concubinas. Quedó completamente destruida tras la Ofensiva del Têt durante la Guerra de Vietnam. En estos momentos están reconstruyendo los pabellones y patios, pero llevará tiempo.







A la derecha de la Ciudad Púrpura Prohibida se conservan dos edificios que no resultaron dañados por la Guerra. El primero de ellos es la Sala de Lectura del emperador (Thai Binh Lau), con decoración única de mosaicos de cerámica.





El segundo edificio es el Teatro Real (Duyen Thi Duong), donde el emperador asistía a representaciones de teatro.





Además de la Ciudad Púrpura Prohibida, la Ciudad Imperial contiene otros complejos edificados.

El Complejo de The Mieu y Hung Mieu (ver mapa), contruido en torno a 1822, contiene numerosos templos y pabellones dedicados a la gloria de los emperadores pasados.



El Templo de Hung Mieu se utilizaba para celebrar el aniversario de muerte de cada emperador.



El Templo de The Mieu contiene nueve naves consagradas al culto y veneración de cada uno de los emperadores Nguyen.





Al otro lado del patio se alza el Pabellón de Hien Lam, un monumento a aquellos que contribuyeron a perpetuar la dinastía. Durante 1822 hasta 1945 la altura de 13 metros de este pabellón marcaba el límite de altura para todos los edificios situados dentro de la Ciudadela.



Frente al pabellón se sitúan las Nueve Urnas Dinásticas, una por cada soberano Nguyen. Estas hurnas, forjadas en 1835, tenían la doble función de recoger el mandato celestial y simbolizar el poder y la estabilidad dinástica de los Nguyen. Cada urna está adornada con 17 motivos en relieve que representan paisajes, plantas, animales, barcas y armas, en conjunto, un léxico de la cultura vietnamita.



Detrás del Pabellón de Hien Lam se encuentra la Puerta Mieu Mon que da acceso al complejo.



La Residencia Dien Tho (ver mapa), contruida en 1804, es otro complejo de casas, templos budistas, pabellones de recreo y salas de audiencia destinado a las reinas madres de la dinastía Nguyen. En la antigüedad estaba conectada con la Ciudad Púrpura Prohibida a través de un pasillo.











Como podéis ver, la Ciudad Imperial de Hué no tiene nada que envidiar a la Ciudad Imperial de Pekín. Es algo más pequeña y la sensación de espacios abiertos es menor, pero a mi me pareció menos monótona y más fácil de recorrer. La alegre combinación de colores amarillos y rojos en puertas y pabellones junto con los cuidados jardines de césped hacen de los recintos amurallados lugares acogedores, en contraste con el estilo uniforme de todos los pabellones y las interminables esplanadas presentes en el Palacio Imperial chino.

Si ya habéis visitado la Ciudad Prohibida de Pekín, os invito a que vengáis a Hué y comparéis. ;)