domingo, 6 de mayo de 2012

Road Trip por Japón - Las autopistas elevadas de Tokio

Para terminar con el relato de nuestro road trip por Japón hablaré un poco del camino de regreso. Nos llevó jornada y media volver desde la isla de Shikoku hasta Tsukuba, cruzando de nuevo el Gran Puente de Akashi Kaikyō para llegar a Kobe y conectar con Honshū.



Una vez allí, en lugar de dar un rodeo para evitar atascos, como hicimos a la ida, tomamos la ruta más directa hasta casa pasando por Tokio. Para nuestra sorpresa, al llegar a la capital no encontramos ningún atasco. Supusimos que al ser última hora del último día de vacaciones de Golden Week los japoneses, muy organizados ellos, ya habrían concluido la operación retorno.



Cruzar Tokio por sus autopistas elevadas fue uno de los momentazos del road trip. Ya lo he comentando muchas veces en el blog, conducir por Japón es una de las cosas que más me flipan. La experiencia me parece bastante distinta a conducir por España, con autopistas que discurren a media altura por el centro de las ciudades, entre rascacielos y carteles de neón iluminados. Para que podáis comprobarlo, grabé el siguiente vídeo al llegar a Tokio cuando nos aproximamos a Shibuya y después pasamos por Roppongi.



Por si alguno no lo tiene claro, resulta casi imposible orientarse en semejante laberinto siguiendo únicamente las señales de tráfico y los kanjis pintados en el asfalto. Se necesita un GPS. Y aún así, fue tal el caos en la carretera que en cierto momento los tres coches que circulábamos juntos acabamos rompiendo filas y separándonos los amigos. ¡Que no cunda el pánico! Activamos Google Latitude y vemos dónde ha ido a parar cada uno.


Parece que va a ser muy complicado juntarse de nuevo... así que ya que nuestro destino está cerca, ¿qué tal si nos vemos directamente en Tsukuba? Venga, echamos una carrera. El último paga la cena. ;-)



Tras pasar cuatro días en la carretera, el cansancio acumulado al llegar a casa era máximo pero estábamos de acuerdo en que hacer un road trip por Japón había sido una gran idea. Eso nos permitió al final del viaje atravesar Tokio por sus autopistas elevadas y ver la ciudad de noche de una forma original y diferente de lo habitual, acostumbrados siempre a movernos en metro o en tren.

¿Y vosotros, os atreveríais a cruzar Tokio en coche?

Sashimi fresco en Shikoku

Eran nuestras últimas horas en la isla de Shikoku. Antes de iniciar el camino de regreso de nuestro road trip por Japón nos dispusimos a almorzar en un restaurante de pescado y marisco.



El restaurante estaba junto a la costa, no lejos de un puerto pesquero, por lo que pensamos que los productos del mar estarían bien frescos.



A la hora de elegir el menú, cada uno de nosotros optó por pedir un teishoku, un plato principal acompañado de su correspondiente ración de arroz. Algunos pidieron tempura de marisco (tenpura teishoku, 天婦羅定食), otros nos pedimos pescado a la parrilla (yaki sakana teishoku, 焼魚定食) y por último los amantes del sushi y el sashimi se pudieron un plato de pescado crudo (sashimi teishoku, 刺身定食).



Como ocurre en muchos restaurantes de pescado y marisco, los animales suelen mantenerse vivos en peceras de agua salada hasta que llega el momento de cocinarlos y servirlos en la mesa. Siendo el sashimi un plato de pescado crudo, la preparación no requirió mucho tiempo. El itamae agarró el pescado de la pecera, lo cortó en tiras y lo sirvió a la mesa. Cual fue nuestra sorpresa al comprobar que la cabeza del pez todavía seguía viva, mientras abría y cerraba la boca.



Como les pasará a muchos, supongo, la presentación de este plato no me resultó muy agradable así que me alegré de haber pedido pescado a la parrilla, con una salsa que por cierto estaba para chuparse los dedos. No obstante, mi amigo que probó el plato de sashimi dijo que también estaba muy bueno.



Comer sashimi de pescado aún vivo es una de tantas curiosidades gastronómicas que uno puede disfrutar en Japón, quizás no menos atrevida que comer fugu o pez globo, el cual resulta mortalmente venenoso.

Y vosotros, ¿os atreverías a comer sushi o sashimi de un pescado que fue cortado mientras aún seguía con vida? ¿Pensáis que se trata de una tradición culinaria cruel o desagradable?

sábado, 5 de mayo de 2012

Road Trip por Japón - La ruta de peregrinación budista de Shikoku

Tercera jornada de road trip. Después de atravesar el día anterior el Estrecho de Naruto nos encontramos en la isla de Shikoku, la menos extensa y poblada de las cuatro islas principales de Japón.



Conducimos por el interior de la isla. La mayor parte del paisaje es rural, apenas vemos casas y casi toda la superficie está cubierta por cultivos de arroz y bosques. Sin duda no es una de las regiones más visitadas por los turistas en Japón.



Ese día me toca a mí llevar la delantera de la expedición. Por el retrovisor me siguen mis amigos Edo y Luis, en sus respectivos coches. Subimos y bajamos por carreteras de montaña. Al cabo de una hora llegamos hasta nuestro destino, el templo Ōkubo-ji (大窪寺), el número 88 dentro del famoso camino de peregrinación budista en la isla de Shikoku.



Se piensa que el budismo llegó a Japón en el año 552, a través de la península de Corea. Dentro de las tradiciones que se desarrollaron en el budismo japonés, una de las más curiosas fue sin duda el Camino de peregrinación de los 88 templos de Shikoku (四国遍路). Podríamos decir que es la versión japonesa del Camino de Santiago.



Como ocurre con otras religiones del mundo, las peregrinaciones también desempeñaron un papel importante en la práctica religiosa en Japón. A lo largo de su historia, incluso antes del período Heian, se fundaron por todo el país numerosos sitios budistas en montañas sagradas o lugares de una naturaleza singular. También la religión nativa de Japón, el sintoísmo, contaba con santuarios sagrados objeto de peregrinación, como el Santuario de Ise o el Camino de Kumano.



La ruta de los 88 templos fue fundada por el monje budista Kūkai (Kōbō Daishi), que vivió entre los años 772 y 834. Estudió en China y a su regreso a Japón estableció la escuela o secta budista conocida como Shingon. El camino, de unos 1200 km de longitud, fue diseñado para rodear por completo Shikoku (四国), su isla natal, que en japonés significa literalmente "cuatro provincias". Estas se corresponden con Awa, Tosa, Iyo, y Sanuki, que durante el período Meiji fueron reorganizadas en las prefecturas de Tokushima, Kochi, Ehime y Kagawa. El viaje del peregrino a través de estas cuatro provincias simboliza el camino hacia la iluminación del Budismo. Los templos 1-23 representan el despertar, 24-39 la idea de austeridad y disciplina, 40-65 la etapa de la iluminación y 66-88 la llegada al nirvana.



En un principio se trataba de un viaje ascético que debía realizarse a pie. Antes de ponerse en marcha los peregrinos debían obtener un permiso especial. Luego, debían seguir los caminos marcados, permanecer en lugares poblados hasta un máximo de tiempo y llevar consigo una libreta que sellaban a cada templo que pasaban, como prueba de que estaban recorriendo el camino. Hoy en día no se imponen tantos requisitos y se ha convertido más en un camino turístico. Es habitual incluso recorrer algunos tramos en autobús o bicicleta.



No obstante, la tradición marca aún que los peregrinos deban ir vestidos con pantalones y chaquetas blancas, además de un sombrero cónico similar al nón lá vietnamita y un bastón de madera con una campanilla.



El camino de peregrinación termina en el templo Ōkubo-ji, el número 88. Se supone que antes de haber llegado hasta aquí uno ha tenido que visitar el resto de templos en orden estricto. Aquí tenéis la lista de los 88 templos de Shikoku.



A su llegada al templo, los peregrinos llevan a cabo por última vez el rito que han ido repitiendo a lo largo de los anteriores hitos que conforman la ruta.



Primero se lavan las manos y la boca antes de acceder al pabellón principal. Una vez situados frente al altar, ofrecen monedas e incienso, y a continuación cantan el mantra del budismo Shingon, un conjunto de palabras sagradas que se recitan una y otra vez.



Al completar la ruta y llegar al último templo el peregrino debe abandonar allí su bastón de madera. En japonés se le conoce como kongō-zue y se dice que representa el cuerpo del monje Kōbō Daishi que soporta el cuerpo del peregrino durante el viaje. Es por ello que debe ser tratado con respeto. En su extremo lleva inscrito las palabras "Daishi y yo, dos peregrinos caminamos juntos".



En el anexo del templo puede verse un enorme báculo de metal en cuya base se guardan cientos de bastones utilizados por peregrinos que han completado la ruta sagrada.



Como no podía ser de otra forma, repartidas por el templo encontramos numerosas figuras representativas de buda. De estas cuelgan adornos que han sido colocados por los fieles budistas que han pasado por allí.



Una de las cosas que más me llamó la atención del templo fue encontrarme estas estanterías con varias filas de pequeñas figuritas con la imagen de peregrino. Se contaban por miles.



Cada una de estas figuritas tenía debajo una placa con un nombre y la prefectura de procedencia. Supongo que los peregrinos tienen así la oportunidad de dejar constancia de su hazaña.



Algunas figuras acumulaban bastante polvo, así que imagino que esta tradición se lleva haciendo desde hace décadas.



Termino contando una curiosidad. El sonido de la campana del templo de Ōkubo-ji está incluida en la lista de los 100 Sonidos Típicos de Japón, ¿a que no sabías que existía esta lista?.



Si algún día os entran ganas de recorrer la ruta de los 88 templos de Shikoku, quizás cuando seáis mayores y tengáis tiempo de sobra, sabed que se tardan entre 30 y 60 días. Aquí os dejo enlaces con información de interés sobre la ruta de peregrinación e información turística de Shikoku.

¡Feliz viaje, peregrinos!

viernes, 4 de mayo de 2012

Road trip por Japón - Los remolinos de Naruto

Continuando con nuestro road trip durante Golden Week, hoy toca hablar de lo que hicimos el segundo día, después de haber cruzado el día anterior medio Japón en coche conduciendo desde Matsumoto hasta Awajishima, frente a la bahía de Osaka.



En su extremo sur, Awajishima conecta con Shikoku, la menor de las cuatro islas principales que conforman el archipiélago nipón. Lo hace mediante el puente de Ōnaruto.



Este puente es la forma más directa de llegar hasta Shikoku. Nosotros los cruzamos en coche, aunque también se puede cruzar en autobús. Se puede incluso llegar en ferry a la isla.



Una vez pusimos el pie en Shikoku, nos acercamos hasta el puente colgante para verlo más de cerca. El puente, a pesar de ser uno de los más largos de Japón, es quizás más famoso por su localización, en el Estrecho de Naruto.



Este estrecho marino es uno de los más curiosos de Japón, ya que conecta el Mar Interior de Seto con el Océano Pacífico y provoca fuertes turbulencias que originan remolinos. De ahí viene el nombre de Naruto (鳴門), que en japonés significa literalmente "puerta ruidosa" y hace referencia al ruido que provova el mar cuando está revuelto.



El puente, en su parte superior dispone de varios carriles para el paso de vehículos, mientras que en la parte inferior hay pasarelas para cruzar a pie.



Los japoneses, como no podía ser otra manera, han convertido la parte transitable del puente en una atracción turística para observar los vórtices que se producen en el cruce de aguas. Pinchad en la imagen para más información.



Las fuertes corrientes vienen causadas por la marea, que dos veces al día desplaza grandes cantidades de agua hacia el interior, el mar de Seto, y hacia el exterior, el océano Pacífico. La diferencia de altura que se crea entre las dos masas de agua en ocasiones supera el metro de altura, empujando el agua a través del estrecho con una velocidad de 15 km/h.



Para observar los remolinos, uno puede hacerlo desde la plataforma Uzu-no-michi del puente de Ōnaruto, como hicimos nosotros; o a bordo de un barco turístico, como hizo mi amigo David, la mejor forma de verlos desde cerca.





Es impresionante ver como los barcos se acercan tanto que parece que vayan a ser arrastrados y engullidos por un remolino.



Para disfrutar bien de este espectáculo conviene hacerlo durante las horas pico de la marea. Estas se anuncian a la entrada del puente cada mañana y varían dependiendo de las estaciones del año. En primavera, la marea es más fuerte y el agua puede llegar a alcanzar una velocidad de 20 km/h, generando impresionantes remolinos de hasta 20 m de diámetro, según dicen.





Nosotros apenas apreciamos unos pocos remolinos. La mayor parte del tiempo eran simplemente aguas revueltas, aunque definitivamente no es el lugar al que uno se tiraría para nadar.



Al final de la visita a los remolinos de Naruto no podía faltar la clásica foto de grupo.



Después pusimos rumbo hacia el interior de Shikoku para encontrar un camping donde montar las tiendas y pasar la noche.



Habíamos cumplido el objetivo del viaje así que ¡había que celebrarlo! Para ello compramos un montón de cervezas y kilos de carne para hacer una barbacoa. Había ambiente de fiesta en el grupo y el camping era el lugar propicio para liarla, pero con el cansancio acumulado tras recorrer cientos de kilómetros a los conductores nos costó un poco mantenernos despiertos hasta altas horas de la noche.



El road trip continuaba al día siguiente, de ruta por el interior de Shikoku, una isla de especial relevancia dentro de la tradición budista en Japón. En el siguiente post os explico porqué.

jueves, 3 de mayo de 2012

Road trip por Japón - De Matsumoto a Awajishima

Como todos los años, del 29 de abril al 5 de mayo se celebra en Japón la Golden Week, el periodo de vacaciones más largo en el calendario nipón. Mientras los extranjeros intentan por todos los medios salir del país, los japoneses huyen de las grandes ciudades para desplazarse por el territorio nacional. Durante esa semana, los precios de los billetes de avión se disparan, los tren van llenos hasta las trancas y no quedan habitaciones de hotel disponibles en ningún lado. Dicen por ahí que si llega mediados de abril y todavía no tienes plan, ya es demasiado tarde para hacer nada. Estás atrapado.



O eso nos temíamos nosotros hasta que se nos ocurrió hacer un road trip por Japón durante los cuatro últimos días de vacaciones. Un viaje por carretera desde la costa este de Japón hasta la remota isla de Shikoku, la menor de las cuatro islas principales que forman el archipiélago. Contando la ida y la vuelta, íbamos a recorrer la friolera de 1.800 km. ¿Se presenta algún voluntario para conducir?



Disponíamos de dos Toyotas, bien diferentes, por cierto. Por un lado el Prius de Edo, uno de los primeros automóviles híbridos que aparecieron en Japón; y por otro el Chaser de Rafa, un sedán que chupaba más gasolina que un camión. Para completar el equipo, yo alquilé un Vitz, la versión japonesa del Toyota Yaris (que es el mismo coche que tengo en España).



La idea del road trip partió de manos de Joseph y Edo unos meses atrás. Tenían ganas de visitar Shikoku y no se les ocurrió nada mejor que hacer el camino en coche. Y no era ninguna tontería, ya que moverse en tren por Japón sólo sale rentable si eres turista y vienes con el JR Pass o viajas sólo. A nada que vayas con una o dos personas ya casi te sale más rentable el coche, y te permite también más libertad de movimiento. Acostumbrarte a conducir por Japón ya es otro cantar, con sus coches automáticos, sus carteles de tráfico en kanji y ¡el volante al lado contrario!



Como estos viajes se hacen siempre mejor en compañía de amigos, nos juntamos un grupo de estudiantes de la Universidad de Tsukuba; casi todos estudiantes internacionales. Había representación de México, Costa Rica, Brasil, Perú, España, Alemania, Rumanía, incluso Turkmenistán.



Aunque yo diría que más que amigos somos casi una gran familia, ya que estando tan lejos de nuestras casas pasamos la mayor parte del tiempo haciendo vida en el campus y siempre cuidamos los unos de los otros. Organizar un viaje como este sería una buena experiencia para unirnos a todos. Y quizás uno de los mejores recuerdos que nos llevemos de nuestra estancia en Japón.



El alojamiento fue uno de los asuntos que más rápidamente atajamos y nos quitamos de encima. Como iba a ser muy difícil calcular la distancia que podríamos recorrer cada día por carretera y los precios de los hoteles durante las vacaciones estarían por las nubes, decidimos pillar unas tiendas de campaña y buscar campings sobre la marcha. Al principio nos pareció un poco arriesgado pero al final resultó ser una buena idea. En todos los campings en los que paramos nos admitieron sin reserva y el coste era gratis o una cantidad simbólica. Nos terminamos ahorrando muchas pelas en alojamiento y además estuvo divertido.



Otra gran idea para ahorrar dinero fue hacernos con unas tarjetas ETC para el peaje automático en autopistas. En Japón todos los coches van equipados con GPS y con lector de tarjetas de peaje, incluso los coches de alquiler. No sólo resulta más cómodo atravesar las estaciones de peaje sin tener que detenerse a pagar, sino que durante los días festivos ofrecen un 50% de descuento. Venga, que no hay excusas para viajar en coche por Japón.



Partimos a última hora de la tarde. Una vez nos echamos a la carretera podéis ver en el mapa que dimos un extraño rodeo para ir hacia el oeste de Japón. Pensamos que Tokio estaría totalmente colapsado por la operación salida de Golden Week, así que en lugar de bajar al sur y cruzar la capital decidimos subir un poco hacia el norte y luego ir hacia el oeste, cruzando las montañas que llevan hasta la prefectura de Nagano. La idea era llegar hasta los alrededores de Matsumoto para hacer noche allí.



Al día siguiente por la mañana visitaríamos la ciudad, famosa por su castillo.



El Castillo de Matsumoto está considerado Tesoro Nacional de Japón. Es uno de los mejores ejemplos de castillos militares japoneses. En este caso, de los castillos de llanura, frente a los castillos de montaña como el que vi en Iwakuni.



El de Matsumoto es conocido también como el Castillo de los Cuervos por el color negro de sus muros. Estos se levantan sobre paredes de piedra por encima de un gran foso.



Fue construido por Toyotomi Hideyoshi entre 1594 y 1597 y alcanza una altura de 30 metros. El buen estado de conservación del conjunto testimonia el periodo de paz instaurado por el shogunato Tokugawa tras la derrota de Toyotomi en la batalla de Sekigahara y la caída de Osaka. Por fortuna, el Castillo de Matsumoto corrió mejor suerte que el Castillo de Osaka, que sufrió serios daños durante su asedio en 1615.



Desde su torre de cinco pisos se tienen vistas a la llanura de Matsumoto. El castillo se puede visitar por dentro, en su interior acoge una pequeña exposición de armas y objetos de la época.



Al terminar la visita cultural no faltó hacernos la foto de grupo.



Después de comer abandonamos la prefectura de Nagano y continuamos rumbo al oeste, rodeando los Alpes Japoneses. Fue una pasada conducir atravesando esos preciosos paisajes de montaña.



A media tarde llegamos a Nagoya, en el límite de la región de Chūbu antes de pasar a la región de Kansai.



Más adelante nos adentramos en el área metropolitana de Osaka-Kobe-Kioto y nos pilló algo de atasco. Algo curioso es que en las estaciones de servicio de Japón normalmente hay monitores con información del estado de las carreteras y mapas que señalan las zonas congestionadas en tiempo real, ya sea por tráfico saturado de vehículos, por retenciones a la entrada de una ciudad, por mal tiempo o por causa de accidente. Muy útil para planificar tus desplazamientos.



Decidimos tomar rutas alternativas para sortear el atasco y pronto nos encontramos circulando por un laberinto de autopistas elevadas que atravesaban enormes núcleos urbanos.







Una vez había anochecido llegamos a Kobe, que reconocimos inmediatamente por su famosa torre del puerto iluminada. Os dejo con un vídeo. Así podéis ver lo que se siente conduciendo por las autopistas elevadas de Japón.



Tras atravesar Kobe, a primera hora de la noche nos acercamos al Gran Puente de Akashi Kaikyō, muy elegante con sus luces de noche. Se trata del puente colgante más largo del mundo. Y por largo me refiero a la longitud del vano principal, la distancia que separa las dos torres. Nada menos que 2 km (1991 m). Cruzarlo se hace interminable.



El puente conecta Honshū, la isla principal del archipiélago japonés, con Awajishima, una pequeña isla que hay frente a la bahía de Osaka en el Mar Interior de Seto, antes de cruzar a Shikoku. Atraviesa el Estrecho de Akashi, uno de los estrechos marítimos más transitados del mundo.



La isla de Awaji apenas está habitada, se trata más bien de una zona de tránsito entre las dos islas principales. No obstante, encontramos un camping justo en el extremo suroeste, junto al Estrecho de Naruto, del que os hablaré en el siguiente post.



Aquí terminan los dos primeros días de road trip por Japón, justo a las puertas de entrar en la mítica isla de Shikoku, el objetivo de nuestro viaje.