jueves, 24 de febrero de 2011

Mi nueva casa

Como adelantaba en el anterior post, con el cambio de año llegó un cambio de casa. Nada más regresar a Japón de mis vacaciones de Navidad en España me dirigí a mi nuevo apartamento con la ilusión de comenzar una nueva etapa en Tsukuba.

Fueron varios los motivos por los que decidí mudarme de mi anterior apartamento antes de terminar el año de contrato. El primero de ellos era el económico, tener un apartamento para mí sólo se llevaba 1/3 de mi beca en pagar el alquiler. ¥56.000 por una vivienda individual no es caro para Japón, pensaréis algunos, pero si a eso le sumo el resto de gastos fijos mensuales apenas me queda nada para ahorrar a final de mes y no puedo viajar tanto como me gustaría. Tengo claro que no he venido hasta la otra parte del mundo para quedarme encerrado en una ciudad universitaria los tres años que dura la beca de investigación.

El problema económico se atajaba fácilmente de la siguiente forma: compartiendo piso. Cuando mi amigo Nick, de Malasia, me propuso irnos juntos a vivir no me lo pensé dos veces, ahí tenía la solución (además de un compañero que sabe cocinar comida china y malaya). Con el cambio he pasado a pagar ¥30.000 por el alquiler, casi la mitad que antes. El piso no es tan nuevo como el apartamento individual en el que vivía (de ahí la diferencia de precio) pero es que a cambio de ahorrar estoy dispuesto a vivir en un sitio más modesto.

El segundo motivo por el que quería cambiarme de casa era por el tamaño del apartamento. Como todos sabéis, en Japón no andan muy sobrados de espacio y todo es compacto, inclusive el tamaño de las viviendas individuales. Tenía ganas de vivir en una vivienda más espaciosa así que le propuse a mi amigo alquilar un piso con 3 habitaciones y comedor/cocina (3DK como dicen los japoneses) donde tener suficiente espacio los dos. Así, he pasado de vivir en un piso de 25 metros cuadrados a uno de 66 metros cuadrados.


El tercer motivo era por la localización. Quería vivir más cerca del centro, donde están situados la mayoría de los comercios y la estación de tren que conecta con Tokio - Akihabara en 45 minutos. De esta forma, no tendría que depender como antes del autobús del campus cada vez que quería ir de compras, salir a cenar a algún restaurante, ir al cine y por supuesto ir y venir de Tokio, algo que me aporta un soplo de aire fresco y me desconecta del ambiente universitario en el que me vivo inmerso a diario.

En el siguiente mapa del campus de la Universidad podéis ver la evolución que he seguido desde que llegué a Tsukuba. Al principio vivía en la residencia universitaria de Ichinoya, situada en el extremo norte del campus y alejada de cualquier rastro de civilización. Los japoneses dicen que ese ambiente favorece el estudio pero yo pienso que invita más al retiro espiritual. Mi segunda vivienda estaba situada cerca del laboratorio, el cual también he marcado en el mapa, por lo que seguía dependiendo del autobús para ir al centro. Mi nueva vivienda, en cambio, está situada en la zona sur, muy cerca del centro, exactamente a 5 minutos andando y 2 minutos en bici. Como veis está en ruta hacia el campus así que puedo coger el autobús que sale de la estación de Tsukuba y tardo unos 12 minutos en llegar al laboratorio. La diferencia es que ahora el autobús lo pillo durante las horas pico en las que la frecuencia de paso es mayor, antes me tocaba esperar bastante a última hora de la tarde y después de las 22:40 ya no salían más autobuses.


Además de haber mejorado en estos tres aspectos que comento, lo que más me gusta sin duda es mi nueva habitación. Es un cuarto de estilo tradicional japonés o washitsu. Mide 6 tatamis, algo menos que el anterior que medía 8 tatamis, pero a cambio mi compañero y yo disponemos de un tercer cuarto que utilizamos como salón. Parte de la decoración que tengo en mi habitación incluye un poema Ông Đồ que guardo como recuerdo de Vietnam y un enorme rollo con un grabado de un paisaje que me traje de Guilin, China.



Como podeis apreciar el suelo de la habitación es de tatami, un elemento tradicional característico de las casas japonesas. En la actualidad las casas modernas japonesas suelen tener al menos un cuarto con tatami y el resto con suelo de tarima; el cuarto con tatami suele destinarse al salón familiar o al lugar donde se reciben las visitas de invitados pero en nuestro caso lo hemos convertido en mi habitación. Como el tatami es un material blando, he preferido mantener el estilo japonés y apoyar el colchón directamente en el suelo sin utilizar somier. Después de tantos meses ya me he acostumbrado a dormir así, todavía no llego al extremo de dormir en futón como los japoneses.



Al principio tenía mis dudas pero ahora la verdad es que estoy encantado con el suelo de tatami. Se puede andar descalzo cómodamente y en invierno no resulta tan frío como el suelo de tarima. Tan sólo hay que tener especial cuidado con no dañar el tejido de paja con que están hechos y limpiarlo de vez en cuando porque acumulan tanto polvo como una alfombra.



Otro elemento característico de las habitaciones de estilo japonés son las puertas deslizantes o fusuma, rectángulos verticales opacos que se deslizan de lado sobre unos rieles de madera en lugar de abrirse como puertas con bisagras. Se utilizan tanto para la puerta de entrada a la habitación como para las puertas de los armarios.



Los elementos de una habitación tradicional son muy simples y el sentido de la estética japonesa resalta en pequeños detalles como la decoración en el brocado del tatami o el asidero para abrir las puertas deslizantes.



La ventana de mi cuarto da a una terraza compartida con el cuarto contiguo y a unas tranquilas vistas. Si hay algo que describe bien a una ciudad como Tsukuba es "tranquilidad", a veces demasiada me parece a mí.



La cocina es al mismo tiempo el comedor de la casa. Simplemente diré que todos los electrodomésticos que veis (cocina de gas, frigorífico, microondas, tostador, etc.) y la mesa de comer los hemos comprado nosotros. Las casas japonesas se alquilan completamente vacías, por traer no traen ni lámparas sino que vienen con unos enchufes en el techo.



Tuvimos mucha suerte al encontrar este piso porque está situado en un extremo del bloque y dispone de ventana en la cocina por la que entra bastante luz natural durante el día. Las vistas tampoco están mal, nuestro edificio es de los más altos del barrio y nos pega el sol todo el día.



Cerca de la cocina está el distribuidor del cuarto de baño. Como ya expliqué, en las casas japonesas lo que nosotros llamamos baño suele dividirse en varios habitáculos: la taza del WC por un lado y la bañera con el lavamanos por otro lado. Una de las razones que se me ocurren es que los japoneses acostumbran a darse un baño (ofuro) todas las noches antes de irse a dormir, es su momento de relajación después de una dura jornada de trabajo. Cada habitante de la casa puede llegar a pasarse media hora metido en la bañera, por lo que resulta práctico tener la taza del WC accesible. En nuestra casa, el lavamanos está separado también del cuarto de la bañera y contiene un espacio para la lavadora, otra costumbre en las casas japonesas que no alcanzo a entender.



Por último tenemos el cuarto extra, que mi compañero y yo utilizamos como salón de estar para ver la tele y los DVD. Es igual de grande que las otras dos habitaciones por lo que en caso necesario puede utilizarse como habitación para invitados, el sofá es abatible. (Nótese la indirecta que lanzo a los amigos para que vengan a visitarme...)



Y aquí termina la visita virtual por mi nueva casa. Falta por enseñar la habitación de mi compañero pero prefiero respetar su intimidad. (Qué bien queda decir eso cuando en realidad el día saqué las fotos se había marchado de viaje y lo había dejado todo por ahí tirado sin ordenar).

De momento estas primeras semanas estoy bastante contento con la nueva casa, siento que mi estilo de vida en Tsukuba ha mejorado bastante y la convivencia se agradece después de haber pasado unos meses viviendo sólo. Creo que va a ser un gran año.

Venga, os dejo que se me quema el aceite.

lunes, 21 de febrero de 2011

Tempus fugit

Febrero se acaba y me doy cuenta de que los últimos meses han pasado volando. Desde que empezó el año he estado tan ocupado que apenas he tenido tiempo para contar nada sobre mi vida en el blog. Ahora que por fin dispongo de algo de tiempo intentaré hacer un breve resumen de lo que ha sucedido estos meses.

Tras las vacaciones de Navidad regresé a Japón y comencé una nueva etapa. Año nuevo, vida nueva ... ¡y casa nueva!



Resulta que a finales del año pasado un amigo de la Universidad me dijo que quería mudarse de la residencia universitaria y me ofreció compartir piso. Fue la oportunidad que esperaba para cambiar de aires. Llevaba un tiempo algo cansado de mi anterior apartamento porque al vivir sólo el precio del alquiler era bastante alto y a final de mes no conseguía ahorrar nada para viajar. Es increíble lo rápido que uno palma pasta viviendo en Japón en cosas tan básicas como el transporte o las facturas. En este momento de mi vida considero prioritario ver mundo frente a vivir cómodamente, así que mudarme a un piso compartido significa reducir drásticamente el coste del alquiler en favor de los viajes. También quería aprovechar para vivir más cerca del centro de Tsukuba. Cierto que mi anterior apartamento estaba en pleno campus y no tardaba nada en llegar andando hasta el laboratorio, pero al estar lejos del centro dependía del autobús urbano para ir de compras, salir a cenar o ir a Tokio en tren. A última hora de la tarde la frecuencia de paso era malísima, y no digamos ya por la noche cuando volvía de Tokio en el último tren, a esas horas ya no había autobús y me tocaba meterme el gran pateo hasta llegar a casa.

Así pues durante el mes de Diciembre estuvimos mi amigo y yo buscando piso por Tsukuba hasta que dimos con un buen chollo. Arreglamos los papeles antes de marcharnos de vacaciones y el piso estaba listo para entrar a vivir en Enero. En el próximo post daré más detalles sobre el piso, pero ya adelanto que estoy super contento con el cambio. El piso es enorme, pago la mitad de alquiler que en el piso anterior y está situado a cinco minutos del centro, puedo ir y venir de Tokio en tren cómodamente a cualquier hora.

El tiempo que tardo ahora en ir al laboratorio no se ha visto demasiado perjudicado. El piso está situado estratégicamente cerca de la parada del autobús que lleva al campus y durante las horas del día que voy al laboratorio no me toca esperar demasiado ya que la frecuencia de paso es alta, sale uno cada diez minutos.

Hablando del laboratorio, desde que empezó el año no he hecho apenas otra cosa que pasar el tiempo investigando. Es la razón por la que no he tenido tiempo de actualizar el blog.



Estando de vacaciones en España el profesor de mi laboratorio me comentó que habíamos recibido una invitación para participar en un congreso internacional y me preguntó si quería presentar una publicación. Yo respondí que sí porque uno de los temas a tratar en estas conferencias está relacionado con mi campo de investigación y me pareció una oportunidad excelente para presentar mi trabajo. Nada más volver a Japón me puse manos a la obra. Tenía en mente la idea para la publicación pero antes de empezar a escribir nada necesitaba llevar a cabo algunos experimentos y obtener resultados. El primer paso fue adquirir algunos teléfonos móviles en Japón y empezar a hacer pruebas. Tardé menos tiempo del que pensaba en obtener los resultados que necesitaba pero en cambio me llevó más tiempo del que pensaba plasmar estos resultados en un documento. Se trata de mi primera publicación académica en inglés y he tenido que aprender muchas cosas por el camino. Por suerte durante todo el tiempo he tenido a mi profesor a mi lado para corregirme y ayudarme en lo que hiciera falta.

La semana pasada se cumplía el plazo para la presentación de las solicitudes y después de unos días frenéticos persiguiendo a mi profesor para que hiciera las últimas correcciones y de algunas noches en vela delante del ordenador reescribiendo el documento una y mil veces por fin pude entregarlo. Ahora sólo queda esperar a que la organización acepte nuestra publicación. Si consigo esto me habré quitado un peso de encima ya que uno de los requisitos para obtener el Master en mi Universidad es contar con una publicación académica. También habré dado grandes pasos en el desarrollo de mi tesis ya que mi profesor considera el material de esta publicación una buena base para la tesis que tendré que entregar al terminar los dos años de estudio. Y todo ello sin haber comenzado siquiera las clases del Master, que empiezan en Abril.



El único punto negativo durante todo este tiempo es que con tantas horas que he dedicado a la investigación y a la publicación he tenido que abandonar por completo las clases de japonés. Dentro de una semana comienzan las vacaciones de primavera en la Universidad y el laboratorio permanecerá cerrado hasta Abril. Podría decirse que prácticamente estoy ya de vacaciones pero durante las siguientes dos semanas no puedo abandonar Tsukuba porque tengo que rellenar y entregar un montón de papeles relacionados con la matrícula del Master y la extensión de la beca del gobierno de Japón para los próximos años. A mediados de Marzo seré libre para viajar y ya tengo los ojos puestos en lo que se perfila como el gran viaje de 2011. El viaje que estoy planeando para este año no tiene nada que envidiar al de Marzo del año pasado que me llevó por Filipinas, Hong Kong, Singapur y Vietnam.

Creo que me merezco esas vacaciones, mientras tanto mantendré los dedos cruzados por lo que pueda pasar con la publicación.