sábado, 21 de enero de 2012

Ocho meses después

Seguramente muchos os pregunteis cómo están las cosas por Tohoku casi un año después de la tragedia del tsunami. Hace tiempo que las noticias dejaron de hablar de Japón y el tema de la recuperación fue cayendo en el olvido. Me gustaría compartir con vosotros el siguiente vídeo.

Se trata de un documental dirigido por Paul Johannessen rodado entre Abril y Noviembre de 2011 en Ishinomaki que acaba de ver la luz. Ishinomaki fue una de las ciudades de la prefectura de Miyagi más afectadas por el terremoto y tsunami del 11 de Marzo. El tsunami alcanzó en este punto 10 metros de altura y se adentró en tierra una distancia de 600 metros, destrozando a su paso el 80% de las casas del puerto de Ayukawa y del distrito de Kadonowaki, el más cercano a la costa. Se calcula que el 46% de la ciudad fue inundada por el tsunami y aproximadamente 29.000 residentes perdieron sus casas. En Julio de 2011, el número de víctimas mortales registrado por causa del tsunami era de 3.097.



El documental contiene imágenes grabadas en Abril de 2011 que reflejan la magnitud del desastre y entrevistas a supervivientes que cuentan la experiencia que vivieron ese día y hablan también sobre el estado en el que se encuentra la reconstrucción de la ciudad a fecha de Noviembre, ocho meses después.



Después de ver el vídeo no sabría decir que resulta más desgarrador, si las imágenes de la catástrofe o algunos comentarios de los entrevistados. Os paso a resumir los testimonios que más me ha llamado la atención.

El vídeo comienza con el superviviente Toshihiko Fujita narrando el escalofriante momento que vivió cuando el tsunami llegó a su casa. Intentó salvar a su madre y a su tía, pero ambas terminaron perdiendo la vida.

Ahora dirige el centro comunitario de Koganehama en el área de Watanoha. Su labor consiste en organizar entre los residentes el reparto de alimentos que llegan como donación y dirigir una plataforma de voluntariado, Project Ishinomaki. Fujita fue el encargado de coordinar nuestro trabajo como voluntarios en tareas de limpieza el pasado verano. Está a la izquierda del todo de la foto.



A continuación habla otro de los entrevistados, el Sr. Yamakami, que también trabaja de voluntario. Cuenta que "en su vecindario había una asociación de ayuda a los supervivientes, hasta que un día decidieron cerrar. No podía aceptar que se dejara de prestar ayuda cuando había tanta gente que la necesitaba, así que tomó el relevo y ahora se dedica a eso."



Yamakami se queja de la actitud del gobierno, "si el gobierno de la prefectura o el gobierno central nos mostrara por lo menos una luz al final del túnel, entonces cada uno de los supervivientes pondría todo de su parte para alcanzar ese objetivo. Pero no vemos ninguna luz, estamos a oscuras. Hay gente que se suicida."

Ocho meses después, su casa todavía se encuentra hecha una ruina. "No tengo cocina, no tengo baño, no tengo cuarto de estar. Todo lo que tengo es una habitación en la planta de arriba. Me pregunto si los políticos del gobierno podrían vivir en un lugar así aunque fuera por uno o dos meses."



Fujita lleva trabajando en la reconstrucción de Ishinomaki desde el primer día. Se lamenta de que "ocho meses después, todavía no hemos encontrado una respuesta a la pregunta de ¿qué deberíamos hacer?." Parece haber perdido la esperanza. "Cuando hablo de Ishinomaki, difícilmente puedo imaginar que llegue a recuperarse. Es básicamente imposible. Me temo que nunca llegue a suceder. Lo que quiero decir es que podemos reconstruir los edificios y las casas, pero cuando se trata del espíritu de la gente, es muy complicado."

Otra de las funciones del centro comunitario que dirige es ofrecer apoyo psicológico. Según cuenta, "cuando fuimos trasladados a los refugios temporales la gente no sabía quiénes eran sus vecinos, así que nadie hablaba con nadie. Sin mantener una conversación no existe el contacto humano. Así que lo primero que hacemos es tender nuestra mano a aquellos que se sienten aislados, aquellos desesperados, que lloran todo el rato. Tenemos que empezar por aquí. Sino lo hacemos, la gente que se siente sola terminará suicidándose."

Las cifras son espeluznantes, "diez personas se suicidan cada mes en Ishinomaki. Eso es una persona cada tres días. No tienen la visión de un futuro mejor, así que escogen la muerte como una salida fácil."



La labor de apoyo psicológico es fundamental para evitar que más residentes terminen quitándose la vida, pero no reciben ninguna ayuda del gobierno, ni siquiera económica. El Sr. Yamakami cuenta que "se ha donado un montón de dinero, pero que ellos no han visto nada." Uno se pregunta entonces si las iniciativas para recaudar fondos destinados a las víctimas del terremoto realmente han servido para algo.

Fujita piensa que en la agenda del gobierno hay otros asuntos que atender en estos momentos. "El Gobierno de Japón está preocupado por la situación de la central nuclear de Fukushima. El accidente podría terminar siendo de la misma escala que el de Chernobil, o incluso peor. En estas circunstancias, el apoyo a los supervivientes del tsunami del Este de Japón ha ido desapareciendo gradualmente. Teniendo esto en cuenta va a ser extremadamente difícil que Ishinomaki y Tohoku puedan recuperarse por si sólos."

Según dice el Sr. Yamakami, "nunca ha escuchado al gobierno hablar sobre ayudar a los supervivientes. Los supervivientes del tsunami se han convertido en un lastre." Los habitantes de Ishinomaki deben llevar a cabo la dura tarea de reconstrucción por sí sólos. El principal problema al que también se enfrentan es que la industria de la zona ha desaparecido. El tsunami se llevó por delante no sólo las casas, también las fábricas, y con ellas miles de puestos de trabajo. "Una de cada dos personas está desempleada. Es imposible encontrar trabajo.", cuenta Fujita.



Para seguir adelante con sus vidas y sentirse ocupados algunos se dedican de forma voluntaria a reconstruir las casas de otras personas mientras viven de las donaciones. Otros, los que tienen más iniciativa, reinventan sus negocios para satisfacer las necesidades de los que viven a su alrededor. Se trata individuos, personas corrientes que no pueden hacer mucho por sí solas pero que cuando se juntan consiguen grandes logros, incluso salvar vidas.

Son los verdaderos héroes anónimos de los que nadie oye hablar en occidente. Allí todos deben pensar que en un país tan avanzado como Japón una de las prioridades del gobierno debería ser la recuperación y la vuelta a la normalidad de una parte de su población que se ha visto afectada por una catástrofe de grandes dimensiones. Nada más lejos de la realidad. La situación de desamparo y abandono en el que se encuentran los residentes de Ishinomaki es insoportable, cualquier diría que estamos hablando de un país del primer mundo.

Ishinomaki, una ciudad de 160.000 habitantes. Los mismos que Badajoz, Logroño o Salamanca.

miércoles, 4 de enero de 2012

2011, el año que vivimos peligrosamente en Japón

Estos días han salido publicadas en el diario regional The Ibaraki Shimbun las estadísticas sobre terremotos en 2011 en Ibaraki, la prefectura donde vivo. Os resumo los puntos más interesantes:
  • Desde que en 1926 diera comienzo el registro sismológico, 2011 ha sido el año de mayor número de terremotos.
  • Antes de 2011, la media de terremotos en Ibaraki eran 120 al año. El record más alto estaba en 345, en 1938. El record más bajo fue de 67, en 1975. En 2011, el número de terremotos que se dejaron sentir en Ibaraki fue 1647, casi cinco veces más que el anterior record.
  • 1647 significa que, en media, durante 2011 se registraron 4 o 5 seísmos al día en algún punto de la prefectura.
  • El 97% de los 1647 terremotos en 2011 tuvieron lugar después del 11 de Marzo. El desglose mensual es el siguiente: 12 en Enero, 17 en Febrero, 195 en Marzo, 250 en Abril, 249 en Mayo, +130 en Junio, +130 en Julio, +130 en Agosto, +130 en Septiembre, +80 en Octubre, +80 en Noviembre, 91 en Diciembre. Llama la atención que hubiese más terremotos en Abril o Mayo que en Marzo, inmediatamente después del terremoto de Tohoku.
  • Antes de 2011, las estadísticas decían que a lo largo de 85 años en Ibaraki se habían sentido 16 terremotos de grado 5 en la escala JMA y que la media de terremotos de grado 4 era de 2 veces por año. En contraste, en 2011 se registraron 2 terremotos de grado 6+, por primera vez en la historia, 2 terremotos de grado 6-, 3 terremotos de grado 5+, 10 terremotos de grado 5- y 75 terremotos de grado 4 en la escala JMA.
A nadie se le escapa que el año 2011 fue excepcionalmente movido para la prefectura de Ibaraki. Si bien es cierto que el terremoto de Tohoku fue el primero de magnitud 9 en la historia de Japón, desde 1926 han tenido lugar muchos otros terremotos de gran magnitud en la regiones de Kanto, Chubu y Tohoku que también se dejaron sentir en Ibaraki, aunque ninguno de ellos fue originado en esta prefectura ya que no era una zona de gran actividad sísmica.

¿Hay entonces alguna razón para que en 2011 el número de terremotos haya sido hasta casi cinco veces más que el anterior record de 1938?

La respuesta podría estar en el informe preliminar sobre el terremoto de Tohoku de 2011 publicado por el Instituto Nacional de Investigación para las Ciencias de la Tierra y la Prevención de Desastres (en inglés NIED, National Research Institute for Earth Science and Disaster Prevention) de Japón, con base en Tsukuba.

En un capítulo del informe se habla sobre las consecuencias del terremoto de Tohoku, una de ellas fue la deformación de la corteza terrestre.

Según los datos de la Autoridad de Información Geoespacial (GSI) de Japón, el terremoto del 11 de Marzo trajo consigo una deformación de la corteza terrestre al este de Japón. La zona del Pacífico se desplazó varios metros en dirección este-sureste. En la prefectura de Miyagi se observaron desplazamientos horizontales de hasta 5.3 m y hundimientos de hasta 120 cm, a causa de la subducción de placas. En el caso de la ciudad de Tokio, sufrió un desplazamiento de 20 cm al este y un hundimiento de 5 cm.


Esto que parece un mero dato curioso en realidad tuvo consecuencias importantes, ya que regiones que anteriormente no tenían una actividad sísmica notable de repente comenzaron a registrar terremotos de magnitud M6.x que resultaban en grado 5+ en la escala JMA.

Debido a que el terremoto de Tohoku fue un evento de gran magnitud, se estima que aceleró o desencadenó ciertos fenómenos geofísicos en la región. Además de las réplicas por el terremoto principal, la mayoría de cuales se generaron en torno a la superficie de falla (un área de 500 km norte-sur y 200 km este-oeste comprendida entre la costa de las prefecturas de Iwate - Ibaraki y la Fosa de Japón), a lo largo de 2011 se produjeron terremotos en puntos de la superficie terreste alejados del foco, justo debajo de algunas prefecturas de la isla de Honshū.

Esto es lo que sucedió en Ibaraki, que además de las réplicas hubo otros terremotos inducidos por el terremoto principal como consecuencia de la deformación de la corterza terrestre.

Para que localicéis la prefectura la he señalado en este mapa de intensidad JMA del terremoto de Tohoku:



A continuación, os dejo con un resumen de todos los terremotos ocurridos en Japón en el año 2011.



Como podéis ver, antes del 11 de Marzo la distribución de terremotos era más o menos uniforme por todo Japón y en Ibaraki se registraban muy pocos seísmos. Sin embargo, a partir del terremoto del 11 de Marzo, que tiene lugar en la Fosa de Japón (varios kilómetros mar adentro), la frecuencia de seísmos en Ibaraki y las prefecturas de alrededor se dispara y durante los meses de Marzo, Abril y Mayo pasa a ser una zona continuamente azotada por temblores. Afortunadamente, a partir de Junio la cosa empezó a tranquilizarse y entre otras cosas ya no era tan habitual despertarse con sobresalto en mitad de la noche, aunque durante el resto del año de vez en cuando se sentía algún temblor.

2011, el año que vivimos peligrosamente. Esperemos que 2012 sea más tranquilo...