jueves, 24 de octubre de 2013

Railay

Estoy intentando atar los últimos cabos y terminar de escribir las historias que me faltan por publicar en el blog. Así pues, este post llega con retraso, pero tenía muchas ganas de contar la escapada que hice a Railay durante las vacaciones de primavera justo antes de poner el broche final a mi estancia en Japón.



Railay (o Rai Leh) es una pequeña península situada en la costa del mar de Andamán, en la provincia de Krabi. Aunque fuera de Tailandia no es muy conocida, sus majesuosas playas no tienen nada que envidiar a las de destinos tan populares como Ko Phi Phi o Phuket. Y es que, aunque se encuentra unida a tierra firme, en la práctica podríamos decir que se trata de una isla más, ya que la península permanece aislada por altos acantilados de piedra caliza y únicamente es accesible por mar. La mejor forma de llegar hasta aquí es en barca long tail desde Ao Nang (a 10 minutos) o desde Krabi (a 30 minutos), aunque también hay rutas de ferry que conectan con las islas más importantes.



Railay se divide en cuatro áreas principales: Phra Nang (al sur), Railay Oeste, Railay Este y Tonsai (al norte). El alojamiento en Railay es limitado y por lo general caro en relación a sus prestaciones, por lo que conviene reservar con antelación. La mayor oferta hotelera se concentra en el centro de la península. Los resorts más lujosos están en la cara oeste, mientras que la cara este ofrece precios más asequibles. Esto se debe a que la playa de Railay Este está poblada de manglares y más bien es un barrizal, así que la mayoría de huéspedes que se alojan en esta zona cruzan al otro lado para bañarse en Railay Oeste.



La playa de Railay Oeste es bastante buena y ofrece un bonito paisaje. A un lado se encuentra cercada por Thaiwand Wall, una pared de piedra caliza de 200 metros que todos los escaladores profesionales sueñan con conquistar.



El espacio central de la playa está ocupado por unos pocos resorts que se aseguran de mantener los precios caros durante todo el año. Aún así, si vuestro bolsillo os lo permite os recomiendo alojaros en esta parte de Railay ya que sales de la habitación y tienes la playa a un paso.



Al norte de Railay Oeste existe un pasadizo a través de la jungla que conecta con Ton Sai. Es un trekking de unos 20 minutos trepando por unos riscos. No requiere tener habilidad para la escalada pero el acceso puede llegar a ser incómodo para personas en baja forma, niños y gente mayor.



Ton Sai es el refugio de los mochileros por excelencia en Railay. Los hoteles de esta zona tienen los precios tirados, sobre todo en temporada baja, y hacen las delicias de aquellos viajeros que desean pasar una buena temporada en Railay por un módico coste.



Y es que, por extraño que parezca, muchos de los llegan a este lugar tan paradisiaco y remoto vienen para quedarse durante todo el invierno. Railay está considerada la meca de la escalada en el sudeste asiático y en Ton Sai se ha desarrollado una curiosa oferta turística orientada a este tipo actividad. Así, ya sean principiantes o profesionales, suelen reunirse aquí decenas de aficionados para practicar juntos este deporte, aprender de los más veteranos y compartir el buen rollo.



Las paredes verticales de los acantilados de karst son un elemento natural perfecto para la escalada, pero si además de esto le sumamos unas playas magníficas y un mar en calma apto para el buceo y el kayak ya tenemos el combinado perfecto para unas vacaciones de aventura.



Railay quizás no sea el mejor lugar para aprender a escalar desde cero. La roca caliza es traicionera y el agua puede hacerla resbaladiza o incluso puede llegar a desprenderse de la montaña, así que quizás es mejor dar los primeros pasos en un rocódromo. Aún así hay clases de introducción y guías que se conocen la orografía del lugar como la palma de su mano y proporcionan a los escaladores información útil sobre las diferentes rutas y el grado de dificultad de cada pared.



Aquellos que vengan de lejos no tienen que preocuparse por traer consigo todo el material, ya que es posible alquilarlo in situ.



A partir de ahí, depende de la mentalidad y la resistencia de cada uno llegar hasta los lugares más recónditos de Railay y subir hasta lo más alto para contemplar unas vistas de infarto.



Aquellos que no somos tan valientes como para practicar este deporte de riesgo nos conformamos con hacer algo de trekking. Aparte de la ruta que conecta Ton Sai con Railay Oeste, en Railay Este encontramos un pasadizo que nos lleva a recorrer algunas rutas interesantes por el sur de la península.



A unos cien metros en dirección a la playa de Phra Nang nos topamos con una ladera por la que cuelga una gruesa cuerda hecha con nudos. Nuestros amigos los monos nos indican el camino hacia arriba.



Tras un ascenso prolongado de unos 20 minutos llegamos a una interseccion. Si tomamos el camino de la izquierda al cabo de 10 minutos llegaremos a un mirador y obtendremos nuestra recompensa al esfuerzo. Nos aproximamos con mucho cuidado al borde del acantilado y desde aquí podemos apreciar unas vistas impresionantes al interior de Railay.



Si después de esto nos hemos quedado con más ganas de aventura estamos de suerte, tenemos un segundo reto. Volviendo a la intersección veremos un cartel que indica "Lagoon" hacia la derecha. Aquí comienza el camino que lleva hasta la laguna escondida, uno de los secretos más increibles de Railay.



El camino empieza como un trekking sencillo pero conforme vamos descendiendo aumenta la dificultad. Hay que tener cuidado al salvar los desniveles escarpados y no resbalar en las cuestas embarradas. Se recomienda llevar calzado adecuado, nada de sandalias o chanclas. A mitad de camino llegamos a un punto en el que muchos se plantean dar media vuelta. Si queremos seguir avanzando no nos queda otra que escalar por tres paredes verticales de hasta 5 metros. Algún alma caritativa decidó instalar en su día algunas cuerdas pero aún así resulta complicado para aquellos que nunca hemos escalado. Yo conseguí salir ileso, pero en todo momento me aseguré de tener gente alrededor por si acaso. Por si sirve de consuelo, el camino de regreso es más sencillo. Subir cuesta menos que bajar.



Al cabo de 20-30 minutos, dependiendo de nuestra habilidad como hombre-araña, llegamos a la laguna escondida. La segunda recompensa del día.



La gente no se aclara muy bien de si se trata de una laguna de agua dulce o si está conectada con el mar de forma subterránea, pero uno ciertamente tiene la impresión de haber llegado al centro de la Tierra.



Sin duda fue el momento que más disfruté de mi estancia en Railay y me hizo sentir genial. Pensé que solo por haber llegado hasta aquí el viaje había valido la pena por la dosis de aventura.



No obstante, si esto no es suficiente para convenceros del potencial de Railay como destino turístico, tranquilos que he dejado lo mejor para el final. En el extremo sur de la península se encuentra Phra Nang, la mejor de las cuatro playas de Railay y posiblemente una de las mejores playas de toda Tailandia.



Arena fina, mar cristalino y un paisaje de ensueño, su fama es bien merecida.



El único inconveniente, aunque resulta inevitable, es que desde primera hora de la mañana la playa se llena de turistas que llegan desde Krabi o Ao Nang en tierra firme, o de otras islas como Ko Phi Phi o Phuket solo para pasar el día.



Desde mar adentro la playa es reconocible por el montículo que forma Happy Island y por las dos imponentes masas de roca que encierran la playa ambos lados.



A un lado Thaiwand Wall, y al otro lado encontramos la base de una montaña erosionada formando una cueva que contiene un santuario.



El santuario está dedicado a una princesa tailandesa que murió ahogada y que con el tiempo terminó dando nombre a la playa, Phra Nang. Sorprende encontrar numerosas tallas de madera con forma fálica que han sido donadas como ofrenda por los pescadores de la zona para contentar al espíritu que allí habita.



Después de presentar nuestros respetos podemos dejar correr el tiempo hasta llegar al mejor momento del día en Phra Nang, el ocaso. Es entonces cuando la playa se vacía de turistas y uno puede disfrutar de algo de paz y tranquilidad junto al mar.





Los atardeceres en el mar de Andamán tienen fama de ser espectaculares y Railay no decepciona.



Un paisaje idílico para una luna de miel romántica. Lástima que la mayoría de agencias de viaje en España que ofertan paquetes turísticos a Tailandia incluyan el hotel en Krabi o en Ao Nang, nada que ver con la experiencia que se vive aquí.



Llegar a Railay exige salirse del itinerario típico y mojarse los pantalones al desembarcar del long tail, pero en mi opinión merece mucho la pena. Es un lugar fantástico al que me gustaría volver, la próxima vez espero que acompañado.

miércoles, 19 de junio de 2013

Koh Rong

Hace un par de semanas estuve en la isla de Koh Rong, en Camboya.



Ha sido mi primera escapada desde que estoy en Vietnam. Después de dos meses atrapado en Saigón tenía ganas de salir de la ciudad y despejarme pero no estaba para muchos gastos, así que me pillé un bus infernal de 10$ a Phnom Penh donde me encontraría con mi amigo Dani, buen compañero de aventuras con el que viajé a El Nido en Filipinas o Raja Ampat en Indonesia, antes de partir hacia la costa.



Era la primera vez que cruzaba una frontera internacional por tierra y no dejó de ser una experiencia curiosa. A medio camino todos los pasajeros entregamos nuestro pasaporte al copiloto del autobús junto con los 25$ que cuesta el visado a Camboya. Al detenernos en la frontera este salió corriendo para agilizar el trámite con los oficiales de inmigración y según íbamos llegando pasábamos uno a uno. El proceso fue bastante rápido, a los diez minutos ya estábamos en el lado camboyano subiendo al autobús para continuar la travesía.



En Phnom Penh me encontré con Dani y allí pillamos una furgoneta menos infernal a Sihanoukville por unos 10$ que tardó casi cinco horas en llegar a la costa. El plan era hacer noche allí y a la mañana siguiente temprano coger el ferry a Koh Rong, que está unos 25 km hacia el interior del Golgo de Tailandia. Queda muy cerca de Phú Quốc, una isla que en su día fue motivo de disputa territorial entre Vietnam y Camboya y a la que he ido en otras ocasiones.



Pillamos el ferry a través de la agencia Koh Rong Island Travel, situada cerca de la rotonda de los dos leones dorados, la principal referencia en Sihanoukville. Nos costó 5$ el trayecto de ida y vuelta. Doy los precios en dólares americanos porque a pesar de que Camboya tiene el riel como divisa propia es muy común el pago con dólares, a razón de 4.000 rieles por dólar.



El ferry tardó dos horas, que sumadas a las seis del autobús desde Saigón y las cinco de la furgoneta desde Phnom Penh se me hicieron interminables. Pero bueno, como he dicho no estaba para muchos gastos así que digamos que fue una escapada low cost en toda regla. Camboya es un país muy popular entre los mochileros que viajan por el sudeste asiático ya que los gastos de alojamiento, comida y transporte son ridículamente baratos.



Koh Rong tiene varias playas, aunque no hay carreteras interiores y sólo algunas de ellas son accesibles por ferry. Casi todo el mundo se dirige a la playa más popular, Koh Touch. Aquí se congrega la mayor oferta turística de la isla. Hay alojamiento en otras playas más solitarias, pero los hoteles son más exclusivos y están más orientados a escapadas románticas de lujo. Koh Touch, en cambio, es el destino perfecto para los mochileros ya que proporciona alojamiento barato y un ambiente animado por la noche.



Koh Rong se define como un destino turístico sostenible, en la medida en que se intenta que las construcciones no causen un gran impacto en el medio ambiente. Como consecuencia de ello, casi todas las cabañas están fabricadas con madera y hojas.



A mí personalmente esta política de desarrollo me parece fantástica ya que se consigue respetar la naturaleza y el ecosistema de la isla a cambio de sacrificar algunas comodidades como el agua potable, la electricidad por la noche sin ventiladores ni aire acondicionado y unas paredes con aislamiento fresco que obligan a dormir con mosquitera.



Nosotros estuvimos alojados en los bungalows de Coco's, que están nada más salir del embarcadero y ofrecen precios bastante asequibles (entre 10-25$). Además suelen tener disponibilidad para reservar en el momento.



No están nada mal pero después de dar una vuelta por alrededor os recomendaría mejor Treehouse, un resort de cabañas construidas sobre árboles en primera línea de playa y alejadas del trasiego del puerto. Un lugar perfecto para relajarse, leer un buen libro y disfrutar del mar. Quizás aquí si que tengan problemas de disponibilidad, por lo que mejor reservar con antelación.



El puerto y la mayoría de resorts quedan a un lado de la playa, por lo que el resto de Koh Touch está prácticamente desierto y se puede decir que el entorno es casi paradisiaco.



Además de tumbarse en el arena y tostarse al sol uno puede bañarse en sus aguas cristalinas y practicar snorkel. También buceo, ya que hay una escuela que alquila material y dispone de instructores para hacer inmersiones y sacarse la certificación PADI. Otra de las actividades recomendadas es alquilar una barca y hacer "island hopping" alrededor de Koh Rong. Dicen que hay un par de islotes que contienen templos budistas.



Por último, también se puede hacer trekking por el interior de la isla. Una de las rutas más interesantes es la que lleva de Koh Touch, en la parte sudeste de la isla, a Broken Heart Beach, localizada en la parte sudoeste. Es un trekking de casi una hora que requiere una buena forma física y calzado apropiado ya que es necesario trepar y escalar por las rocas. Afortunadamente, el camino está marcado con señales y en algunos puntos hay cuerdas fijas para ayudar en el descenso. Yo recomendaría también echarse bien de antimosquitos porque hay tramos en los que atraviesas la jungla espesa y al atardecer hay mosquitos rondando. No hay que preocuparse demasiado por la malaria ya que en principio no es endémica por la zona de Sihanoukville y las islas de alrededor.



Al descender por la otra cara de la isla llegamos a una playa virgen, Broken Heart Beach. Podría decirse que es una de las últimas playas salvajes de Asia junto con Bãi Sao (Star Beach) en Phú Quốc.



La arena es blanca y el agua es de color azul claro y tiene escasa profundidad, por lo que puedes caminar hasta el infinito. Simplemente hay que tener en cuenta que al tratarse de una playa salvaje nadie se encarga de limpiarla y todo lo que el mar deposita, allí se queda.



A un lado de la playa sobre unas rocas hay un resort con unas cabañas de madera. No parecía que en ese momento hubiera ningún huésped por lo que no sabemos si estaba abandonado o simplemente cerrado en temporada baja. Le daba un aire aún más misterioso a la playa escondida.



Aunque el cielo no acompañaba el baño fue bastante agradable. Lo único que hubiera sido mejor ir por la mañana para no andar pendientes del reloj y que no se nos hiciera de noche para recorrer el camino de vuelta a Koh Touch, ya que con poca luz resulta imposible salir de allí.



Esa tarde no había más presencia en la playa que nosotros y un grupito de mochileros. El resto de la playa estaba completamente vacía. Dani grabó un vídeo que podéis ver a continuación.



Broken Heart Beach es un paraiso que tarde o temprano terminará explotándose con fines turísticos, aunque esperemos que se haga de acuerdo con esa política de sostenibilidad con el medio ambiente de la que hablaba antes.



Para finalizar me gustaría hacer una advertencia seria. Al tratarse de una playa virgen y poco frecuentada por personas, en la orilla de Broken Heart Beach hay multitud de sandflies o moscas de arena. Se trata de pequeños bichos apenas visibles al ojo y cuya picadura no se nota en el momento pero luego es tremendamente insufrible ya que durante una semana no deja de picar. El repelente antimosquitos no nos sirvió de nada y nos arrepentimos de no haber seguido las indicaciones de los locales, que recomiendan untarse el cuerpo con aceite de coco. Me hubiera salvado de estar toda la semana siguiente aguantando el molesto picor.

Quitando eso, la visita a Koh Rong fue bastante satisfactoria y recomendaría esta isla a aquellos que busquen un destino poco masificado, barato y accesible en el sudeste asiático.

martes, 11 de junio de 2013

Pescadores en Phnom Penh















Familia de pescadores en el río Mekong a su paso por Phnom Penh, la capital de Camboya.