miércoles, 17 de marzo de 2010

Sapa III - Ruta en moto por las montañas

El tercer y último día de estancia de Sapa lo dediqué a alquilar una moto y hacer una ruta por las montañas. Ese día tuve una de las experiencias más intensas en mi vida y creo que no he estado nunca tan cerca de la muerte, es una confesión que hasta ahora había hecho a muy pocas personas.

Llevaba mucho tiempo con la idea en la cabeza de hacer una ruta en moto por las montañas de Vietnam. Desde que aprendí a conducir un moto en Saigón siempre soñé con viajar por las montañas más altas. Me encantaba coger la moto todas las mañanas para ir al trabajo y ser uno de los 4 millones de motoristas que invaden las calles de Ho Chi Minh City todos los días; tampoco es que tuviera otra elección, ya que se trata de una ciudad que está hecha para moverse en motocicleta.

Poco antes de viajar a Sapa le comenté mis planes a un amigo y este me contó que él había hecho una vez una ruta en moto por las montañas del noroeste de Vietnam bordeando la frontera con China y que había sido una experiencia increíble. Yo ya estaba medio decidido a hacerlo pero sus palabras terminaron de convencerme.



Así pues, el tercer día alquilé una moto en un taller que había junto al hotel y me puse rumbo en dirección opuesta a Lào Cai, la puerta de entrada a Sapa. Muchos son los viajeros que a su paso por Sapa deciden alquilar una moto para moverse un día por los alrededores, pero mi intención era distinta desde el principio. Quería llegar lo más lejos posible bajando el puerto de montaña de Tram Ton, el más alto de todo Vietnam, hasta alcanzar las tierras bajas de la provincia de Lai Châu. Un reto difícil pero no imposible. Durante los días previos estudié la geografía y me propuse llegar hasta Tam Duong, a unos 40 km de Sapa. Tampoco podía llegar muy lejos porque ese mismo día tenía que estar de regreso en Sapa a las 7 de la tarde para después ir a Lào Cai y coger el tren de vuelta a Hanoi.



La moto que alquilé era una Honda Wave. Era consciente de que no se trataba de la moto más adecuada para moverse por carreteras de montaña pero era a la que estaba más acostumbrado. Un moto de marchas y bastante manejable. El primer paso fue salir de Sapa por la carretera 4D y llegar a Thac Bac, la cascada de plata, que se encuentra a 5 km de distancia.



La cascada de Thac Bac es bastante espectacular, con una altura de 100 m. Es una de las atracciones más interesantes cerca de Sapa pero no quise entretenerme mucho porque todavía me quedaba mucho camino.



A los pies de la cascada encontré unos puestos de comida así que me tomé unos pinchos de carne a la brasa en previsión de que hasta que hubiera alcanzado el otro valle de la montaña podría no encontrar un restaurante. Y acerté...



Almorcé rápidamente y me puse de nuevo en camino. La carretera desde Sapa hasta el puerto de Tram Ton está en muy buen estado, con el firme bien asfaltado y con el borde vallado.



El puerto de Tram Ton, que podéis ver en la siguiente foto, está a unos 15 km de Sapa. Como he comentado antes se trata del puerto de montaña más alto de Vietnam, situado en la cara norte del Fansipan a unos 1.900 m de altura.



Cuando pasé el puerto y alcancé a divisar el otro lado de la montaña las vistas me dejaron sin respiración. El paisaje era espectacular. El contraste entre la vertiente que da a Sapa y la vertiente de Lai Châu es bastante fuerte, a un lado el tiempo está está siempre nublado y hace frío mientras que en el otro lado suele estar soleado y la temperatura es más cálida. El camino que veis a la derecha de la siguiente foto es la carretera por la que tenía que descender.



Fue pasar el puerto de montaña y la carretera cambió totalmente, el firme seguía estando asfaltado pero la calidad era peor.



Y unos cientos de metros más abajo la calidad empeoró aún más pasando a convertirse en un camino de grava.



Fue una sorpresa desagradable porque conduciendo una moto con ruedas lisas la adherencia era pésima y la carretera de descenso empezaba a tomar curvas pronunciadas.



Hasta el momento el trayecto había sido bastante tranquilo, no me había cruzado con ningún otro vehículo desde que había salido de Sapa. No tardé mucho en comprobar que esa mañana no era el único que circulaba por esa carretera de montaña.



La carretera 4D que une las provincias de Lào Cai y Lai Châu es transitada por camiones y autobuses de pasajeros que cubren la ruta entre las dos capitales. Girar una curva y encontrarte de frente con un autobús derrapando no tiene precio. El susto es monumental y los reflejos son extremamente importantes para reaccionar en cuestión de segundos y echarte a un lado de la calzada, en las carreteras de Vietnam todavía impera la "ley del más grande".



Unos cientos de metros más abajo vamos encontrando terrazas de arroz también a este lado del valle, no sólo en Sapa.



Cuando había descendido casi la totalidad del puerto de montaña empecé a encontrarme con obras y la carretera daba auténtica pena. Fue en este momento cuando ocurrió un desastre que recordaré durante toda mi vida, sufrí un accidente que a punto estuvo de costarme la vida.

Iba circulando detrás de un camión que iba lentísimo y me estaba tragando todo el polvo. Como yo iba más rápido pensé en adelantarlo, había suficiente espacio a los lados y la carretera, a pesar de ser de grava, era en línea recta. No pensé que había peligro alguno. Bajé la marcha y revolucioné la moto para conseguir más potencia y adelantar el camión, iría circulando a unos 70 km/h cuando de repente el firme de la carretera pasó a estar asfaltado pero completamente cubierto de arenilla arrastrada del camino de grava. Intenté frenar y la rueda delantera de la moto empezó a moverse de un lado para otro y me vi incapaz de controlar el volante. En ese preciso instante estaba adelantando al camión y no fui a parar debajo de las ruedas de puro milagro. En el último momento la rueda giró a la izquierda y la moto salió despedida hacia el exterior de la carretera y me caí al suelo.



Por supuesto, el conductor del camión ni se enteró y siguió la marcha y ahí me quedé tirado en el suelo con la respiración cortada por un fuerte golpe en el pecho. Al poco volví a respirar pero seguía sin ser consciente de mi situación. No sabía dónde había caído ni qué tipo de heridas había sufrido, todavía era demasiado pronto para sentir dolor. Tardé un par de minutos en levantarme del suelo y empecé a mirarme de abajo a arriba para comprobar lo que me había hecho. Un pequeño raspón en la rodilla y las palmas de las manos ensangrentadas (era con lo primero que había aterrizado). Intenté caminar y sentí un dolor intenso en la pierna derecha a la altura de la espinilla, creo que me había golpeado contra la moto al caer. No podía caminar sin sentir dolor pero dentro de lo cabe no había sufrido nada grave, simples magulladuras (lo de la espinilla resultó ser un poco más serio porque al cabo de unos días se me hinchó). Fue el momento de pensar en la moto...



La moto estaba en el suelo. Intenté levantarla y vi que se había salido un líquido del motor. Entonces me temí lo peor. Había llegado casi al fondo del valle y tenía que regresar a Sapa en pocas horas para poder volver a Hanoi en tren. Si la moto estaba estropeada sería mi fin, no conseguiría volver a tiempo. Dejé de preocuparme por el dolor que sentía y empecé a preocuparme más por la moto. Comprobé que los frenos funcionaban y que la dirección estaba enderezada, algo es algo. Intenté averiguar por dónde se había salido el líquido que había derramado en el suelo pero una vez estaba la moto de pie no goteaba por ningún sitio; igual no era nada. La cubierta frontal estaba partida pero lo puse en su sitio y no se notaba demasiado. Uno de los reposapiés se había doblado, el del lado hacia donde se había caído la moto. Intenté enderezarlo pero no podía.

En ese momento pasaron dos vietnamitas en moto y les hice una señal. Pararon y les expliqué que había intentado adelantar a un camión y que me había caído, todo en vietnamita básico claro. Me soltaron un Anh Khỏe Không? y la risa que me entró terminó de jorobarme aún más (en vietnamita Anh Khỏe Không? significa literalmente "¿tú estás sano?" pero suele usarse como saludo "¿qué tal?"). Les enseñé las manos llenas de sangre y les dije que necesitaba limpiarme con agua, luego les dije que mi moto estaba rota. Uno de ellos me ayudó a llegar hasta el borde de la carretera y bajar hasta el río, donde pude limpiarme las heridas. Empecé a escuchar golpes y al volver vi que el otro vietnamita estaba dándole golpes al reposapiés con una llave inglesa para enderezarlo. Puso la moto en marcha y voilá, funcionaba. Suspiré aliviado. Podía regresar a Sapa. Les di las gracias y antes de despedirme les pregunté cuánto faltaba para llegar a Tam Duong. Me dijeron que 5 km. Entonces me entraron dudas y me quedé pensando unos minutos. Estaba realmente jodido por el accidente, pero faltaban sólo 5 km para completar mi objetivo. Miré el reloj y vi que iba bien de tiempo. Miré un momento a mi alrededor y comprendí que estaba en una carretera perdida en mitad de las montañas de Vietnam y que probablemente no volvería allí en la vida. Entonces me dije a mí mismo "ahora o nunca". Me subí en la moto y me puse en marcha hacia Tam Duong.



Pronto llegué a una bifurcación y al rato entré en la provincia de Lai Châu. ¡Faltaba poco, ánimo! Mientras iba conduciendo el viento me secaba las lágrimas, que no sabía si eran por el dolor que sentía o por la emoción de estar tan cerca de conseguir mi objetivo.



Me encontraba en el fondo del valle, había alcanzado las tierras bajas y a lo lejos podía divisar una localidad, probablemente Tam Duong.



Terminé de recorrer los pocos kilómetros que me quedaban y por fin llegué a Tam Duong, ¡conseguido!



El pueblo no es muy grande y por las caras que ponían los vietnamitas al verme dudo que pasaran extranjeros por allí a menudo. El camino de entrada a Tam Duong era una estampa increíble, la carretera tenía extensos y verdes campos de arroz a cada lado.



Me paré a observar a los agricultores recogiendo el arroz ya crecido. La emoción me embargaba, tenía ante mis ojos el Vietnam rural, el Vietnam profundo, el que no sale en las fotografías de los turistas que regresan a casa desde el aeropuerto de Tân Sơn Nhất.





Miré hacia las montañas y las vi allí a lo lejos imponentes, desafiantes, como si tuvieran el propósito de disuadir a cualquiera que osara atravesar sus cumbres e ir más allá. Pero no tenía escapatoria, por muy poco que me gustase la idea tenía que regresar a Sapa y deshacer el camino volviendo a subir por aquella carretera de mala muerte.



Así que antes de emprender el camino de regreso grabé un video para que quedara constancia de la gesta.



El camino de ida me había llevado 2 horas pero el camino de regreso tendría que recorrerlo más rápido porque no me quedaba mucho tiempo. A las 7 tenía que estar listo en el hotel para que el minibús de Sapa me llevara a Lào Cai.



No hay miedo y no hay dolor. A partir de ese momento conducía contrarreloj así que me puse a toda velocidad. Faltaban 31 km para llegar a Sapa.



Iba controlando el velocímetro cuando me di cuenta de un terrible error, ¿cómo podía haber sido tan despistado? La gasolina. No me quedaba suficiente gasolina para regresar a Sapa, ¡lo que me faltaba!. Seguí conduciendo con la esperanza de encontrar una gasolinera y cual fue mi sorpresa al encontrarme una de bruces. La suerte me sonreía.



En efecto, esto, amigos, es una gasolinera. O más bien un puesto de gasolina. "Lleno por favor, y quédese con el cambio que voy con prisa".



Con el depósito lleno puse la moto a tope de velocidad y empecé el camino de ascenso por la carretera de la muerte. Afortunadamente descubrí que es más fácil subir un puerto de montaña en moto que bajarlo, controlaba mejor las curvas sin derrapar y los vehículos que subían iban a paso de tortuga por lo que era fácil adelantarlos. Estaba llegando al punto más alto del Puerto de Tram Ton y sorprendentemente había conseguido arañar minutos al reloj. Todavía quedaba tiempo para una foto de recuerdo. Estaba a 24 km de Sapa.



Terminé de subir el puerto y antes de pasar a la otra cara de la montaña eché un último vistazo atrás para comprobar la hazaña. En ese momento me invadió un gran sentimiento de orgullo.



Los 15 km desde Tram Ton a Sapa fueron un auténtico placer, estaba eufórico. Con la carretera en buen estado uno realmente disfruta tomando las curvas y conduciendo por la montaña. Con tiempo más que de sobra llegaba a Sapa sobre las 6 de la tarde. Había tardado sólo 1 hora y media en recorrer los 40 km que separan Sapa de Tam Duong.



Regresé al hotel y devolví la moto, el dueño del taller la revisó un poco por encima pero no se percató de los golpes, madre mía si supiera la castaña que me he dado... Hice el check-out en el hotel, recogí mi mochila y puntualmente pasó a recogerme el minibús que me llevaba a Lào Cai. Una vez allí, tomé el tren nocturno de vuelta a Hanoi. Con el recuerdo de los verdes campos de arroz de Tam Duong y el calor de las heridas aún presente me acosté en la cama, y esa noche dormí como nunca.



Había vivido la aventura más grande de mi vida.

martes, 16 de marzo de 2010

Sapa II - Trekking por las aldeas de las montañas

En el post anterior hacía una pequeña introducción de Sapa y explicaba cómo llegar a esta ciudad en las montañas del noroeste de Vietnam. Decía que lo más interesante está en visitar las aldeas cercanas para conocer a los grupos étnicos y observar sus costumbres.



Alrededor de Sapa hay un buen número de aldeas donde vive una parte importante de la población dedicada a tareas agrícolas. Muy cerca está el poblado de Cát Cát que se puede visitar en pocas horas y un poco más lejos llega la ruta de trekking que discurre por los poblados de Lao Chai y Ta Van. Lo habitual es hacer estas dos actividades en días consecutivos pero si se tienen energías se pueden ver en el mismo día. Para orientarse más fácilmente, aquí os dejo un pequeño mapa que dibujé en su día en mi libreta.



Trekking por Lao Chai hasta Ta Van

La forma más entretenida de explorar los alrededores de Sapa es haciendo trekking. Muchos aficionados a la aventura viajan hasta aquí con la intención de recorrer a pie o en bicicleta los montes Hoàng Liên, cualquier camino y una brújula es suficiente. No obstante, para aquellos interesados en el aspecto cultural de las minorías étnicas, las agencias locales ofrecen rutas de senderismo guiadas, una de las más conocidas es la que lleva desde Sapa hasta Ta Van pasando por Lao Chai.



Las rutas de senderismo guiadas por las aldeas de Sapa cuentan con un guía vietnamita que habla inglés y va explicando las costumbres de las distintas tribus que habitan en las montañas. Esto no evita que antes incluso de haber iniciado la travesía se una al equipo un alegre grupo de señoras Hmong con la intención de acompañar durante el camino y conseguir vender algunos productos a los excursionistas. Sus técnicas de venta llegan a ser algo agresivas y no cesan nunca de insistir, así que hay que tener mucha paciencia.



Las minorías étnicas son el alma que habita en las tierras altas de Vietnam. Se estima que un 10% de la población del país lo constituyen las tribus de las montañas, en su día apodados montagnards por los franceses. Mientras que la etnia kinh (vietnamita) se asienta en las tierras llanas y forma núcleos urbanos, el resto de grupos étnicos viven en las tierras altas y forman comunidades seminómadas. Se dedican principalmente al cultivo del arroz.



El gobierno ha intentado fomentar que las tribus de las montañas adopten los sistemas de agricultura estándares a baja altitud pero muchos desconfían de los vietnamitas y se mantienen alejados de las tierras bajas, intentan evitar a toda costa la vietnamización de su cultura permaneciendo aislados en las montañas. Con el tiempo estas minorías han conseguido gozar de cierta autonomía para vivir como quieran siempre que no interfieran en la agenda política de Hanoi y además de las lenguas locales aprendan la lengua oficial de la nación, el vietnamita.



Existen numerosas comunidades tribales en las colinas de Vietnam, algunas engloban hasta un millón de personas y otras apenas sólo cien. Están los Bahnar, los Dzao, los Hmong, los Jarai, los Muong, los Nung, los Sedang, los Tay, los Thai. Resulta difícil clasificar estas tribus en términos étnico-lingüísticos porque tienen características comunes entre sí, por ejemplo algunas tribus hablan la misma lengua pero diferente dialecto. No obstante, la mayoría de ellas han llegado a desarrollar sus propias costumbres, ritos y creencias animistas y hasta su propia vestimenta tradicional. Los Hmong son uno de los grupos étnicos mayoritarios de Vietnam y se encuentran sobre todo en la región de Sapa. Dentro de los Hmong hay varios grupos: los negros, los blancos, los rojos, los verdes y los flor, pueden diferenciarse claramente por el color de su ropa. Las mujeres Hmong que acostumbran a unirse a los excursionistas de Sapa pertenecen al grupo de los Hmong negros. En compañía de ellas empezamos a descender el valle por caminos que discurren entre terrazas de arroz.



Vemos que las terrazas o bancales son una buena solución para el cultivo de arroz en terrenos montañosos. Al no existir apenas superficies planas la mayor parte del terreno estaba desaprovechada. Los habitantes aprendieron a construir terrazas cortando en horizontal la ladera de la montaña de forma que el agua se pudiera mantener estancada y fuera absorbida por la tierra durante más tiempo, lo cual es necesario para el cultivo de arroz. Este tipo de construcciones agrícolas existen en muchas regiones del mundo donde la orografía no es apta para el cultivo de la tierra, por ejemplo en el Sur de China.



Las terrazas de arroz se plantan y se riegan en primavera, crecen en verano y se recogen al final del mismo. El color del valle depende de la estación del año en la que se viaje. Antes de Marzo no es quizás la mejor época.



La ruta de senderismo atraviesa varias aldeas, la mayoría de ellas dispersas entre terrazas de arroz, como el caso de Lao Chai. En algunos puntos de la ruta el acceso no es fácil, no siempre hay camino y toca andar por el borde del bancal, con el consiguiente riesgo de hundir la pata en el barro. Es en este momento cuando te acuerdas del médico del centro de vacunaciones aquel que te decía que existen ciertas zonas de riesgo en Vietnam, pero entonces no se te ocurrió pensar que acabarías en una situación parecida, ¿verdad?. Tranquilo, todos los turistas sobreviven.





A lo largo del camino no son pocas las vistas que te dejan sin aliento, es un espectáculo caminar por estos paisajes. Las terrazas de arroz son construcciones humanas formidables y resulta increíble que la cantidad de arroz que producen estos cultivos sirva para alimentar a toda una población.



Tras medio día de caminata y una pausa para almorzar llegamos a Ta Van, a 9 km de Sapa.



En este pueblo el grupo se separa, por un lado los que regresan a Sapa por carretera y por otro los que pasan la noche en home stay, otra actividad altamente recomendable si se dispone de tiempo e interés en convivir con estas tribus para estudiarlas y conocerlas más detenidamente.



Tiempo también para saldar cuentas con las mujeres Hmong que nos han acompañado durante toda la jornada y a las que habíamos prometido comprar algún recuerdo al final del viaje con tal de que nos dejaran de dar la paliza. Vaya si se acuerdan bien de que las hiciste esa promesa, y antes de que te marches se te echan encima para que las compres alguna tela. Hay que tener una buena dosis de paciencia y mantenerse firme porque compras a una y la otra también quiere, y te ofrece lo mismo en otro color. Hubo un momento en que empecé a regatear con una en vietnamita y empezaron a venir otras mujeres hasta tenerme rodeado, los otros turistas temieron un poco por mí, jajaja. Fue un poco agobiante salir de aquella situación pero al final sólo me llevé lo que quería.



Yo por lo general estoy en contra de comprar recuerdos a las minorías étnicas, llegar a una aldea y ver un puesto de recuerdos me produce un rechazo inmediato. La explotación turística a la que se ven sometidas hace que cambie su forma de vida y abandonen sus antiguas costumbres en favor del negocio de la venta de souvenirs a los turistas, perdiendo aquello que las hace tan auténticas. No obstante, no soy de piedra y tampoco puedo evitar sentir algo por esa señora que se ha pasado 5 horas acompañándome por las montañas con el bebé a cuestas. En fin, esto da para un intenso debate.

Visita a Cát Cát

Si no se dispone de mucho tiempo ni ganas de jugarse el tipo caminando por las montañas entre terrazas de arroz -aunque sin lugar a dudas yo recomiendo esta experiencia- cerca de Sapa se encuentra el poblado de Cát Cát, a los pies del Fansipan, la montaña más alta de Vietnam.



Os dejo con este vídeo que grabé para que veáis el paraje natural incomparable en el que está ubicado el poblado. Las vistas son impresionantes y el único ruido que se escucha es el silbido de los pájaros.



Cát Cát pertenece a la tribu de los Hmong. La principal característica de las aldeas Hmong son las casas de madera con el tejado de color negro.



El poblado está situado a 3 km de Sapa, por lo que se puede bajar el valle en unos veinte minutos caminando por una carretera. Antes de entrar al pueblo hay que pagar una tasa de 5.000 VND destinados a la conservación. Una vez dentro, el visitante puede caminar libremente y observar la forma de vida de los Hmong.



Los habitantes de Cát Cát se dedican principalmente a la ganadería y al cultivo de arroz en terrazas.





Por el pueblo pasa también un río que forma una catarata. Cerca de esta se encuentra el centro de atención al turista donde hay información sobre la cultura Hmong y donde se realizan demostraciones de danza típica varias veces al día.



Resulta interesante ver por ejemplo cómo aprovechan la fuerza del agua para mover un ingenioso martillo que separa los granos de la planta de arroz.



Si no se quiere hacer a pie el camino de subida a Sapa, al final de Cát Cát siempre hay xe ôm (taxistas de moto) esperando y por unos pocos VND te llevan de regreso a tu hotel, aunque insisto en que Sapa es un lugar estupendo para el turismo activo y para practicar senderismo.



En resumen, como veis una de las actividades más interesantes en Sapa es visitar las aldeas de alrededor y observar los magníficos paisajes que forman las terrazas de arroz. Algunas rutas de trekking se pueden realizar por cuenta propia, como la que lleva a Cát Cát, pero si se quiere ir más seguro y sobre todo si se quiere entender la forma de vida y las costumbres de los habitantes de las montañas de Vietnam es mejor preguntar en el hotel por los tours guiados, apenas cuestan unos pocos US$ y se pueden contratar en el mismo día.


A Pau de elpachinko, que en su viaje a Vietnam siempre quiso venir a Sapa pero en el último momento una fuerte tormenta tropical provocó desprendimientos de tierra que cortaron las comunicaciones por carretera durante varios días. Nunca es tarde para volver a intentarlo.