lunes, 11 de abril de 2011

Esa frágil normalidad

El viernes os decía que a pesar de lo que estamos viviendo por aquí estamos bien, pero según han seguido pasando los días he comprobado que en realidad no estamos tan bien. Llevo ya una semana de vuelta en Japón y no he conseguido pasar una sola noche sin despertarme por causa de los terremotos (o de las réplicas, ya me da igual). Esa sensación de estar durmiendo y despertarte de repente porque la casa está temblando es desagradable pero si encima ocurre noche tras noche la tensión se acumula y termina afectando psicológicamente.

Toda esa tensión desapareció sin embargo el domingo cuando quedé con mis amigos de Tokio para hacer hanami, esto es, ver el florecimiento de los cerezos (en japonés 桜, sakura) en el parque de Yoyogi.





El año pasado no pude celebrar la ocasión como se merecía porque me pilló recién llegado y con el ajetreo de los primeros días en Japón las flores terminaron de caerse de los cerezos antes de que quisiera darme cuenta. Pero este año no, ya había reservado el momento. El parque estaba precioso vestido de blanco y desde primera hora del día los tokiotas decidieron desobedecer las recomendaciones de su alcalde no faltando a su cita anual con la primavera.









Nosotros llegamos sobre las 11 de la mañana y los organizadores quisieron darle un toque gastronómico al encuentro trayendo jamón, pero no de ese que viene en sobres de plástico sino ¡una pata de jamón entera! Olé.



Entre todos nos turnamos para cortarlo y repartir entre los presentes, no faltaban el pan ni el tomate, ni tortillas de patata, albóndigas y demás platos de la tierra para acompañar. Fue un placer no parar de comer durante las 7 horas que pasamos allí.





Y durante todo el día no dejó de llegar gente, japoneses y extranjeros. Por la tarde el parque estaba casi lleno y la felicidad flotaba en el ambiente, hasta el punto de ser contagiosa. La gente reía, cantaba, brindaba y se emborrachaba, escuchaba música y bailaba, jugaba al badminton y a la pelota. Parecía como si el terremoto y el riesgo nuclear no hubieran recibido la invitación para asistir ese día al evento y todo el mundo se hubiera olvidado de ellos.







Fue un día perfecto. Creo que todos necesitábamos un día así para quitarnos la tensión acumulada con tanto terremoto y recuperar la normalidad que buscábamos últimamente hasta por los rincones. Y lo logramos...

Pero entonces he aprendido que la normalidad es algo muy frágil, algo que puedes haber tardado días en conseguir y que se te puede arrebatar en apenas unos segundos. Justamente hoy lunes por la tarde comenzaba las clases del Master y durante la sesión de orientación ha tenido lugar un terremoto de magnitud 6.6 en la prefectura de Fukushima (al norte de Ibaraki) que me ha pillado por sorpresa dentro de un aula y me ha hecho ser consciente de lo que nos espera durante un tiempo a los que vivimos en el norte de Japón.

Tras el susto mañana tocará levantarse y buscar de nuevo la normalidad, pero el fin de semana está cerca, a tan sólo cuatro días, y quién sabe si entonces podré ir al parque con los amigos y hacer hanami debajo de un árbol, y que nuestra única preocupación vuelva a ser que se acaben las cervezas. Quién sabe...

8 comentarios :

Javier I. Sampedro dijo...

La normalidad que parecía haber vuelto, se ve nuevamente interrumpida de forma inoportuna y causando la intercitumbre en la gente. Parece mentira que haya pasado 1 mes ya, esperemos que las cosas vayan a menos y las noches de descanso sean del tirón.

Mientras tanto, aprovechar para desconectar en compañia de los amigos y disfrutar de la primavera con buenos alimentos.

Ánimo, espero que todo pase.

Xavi_kun dijo...

En el que pasó en Nueva Zelanda comentaron que llegaron a las 2000 replicas, aquí llevamos cerca de las 1000... así que es algo a lo que nos tendremos que acostumbrar a la fuerza.

Pero te entiendo a lo de la tensión y el cansancio psicologico... después del terremoto del 11M, el monton de réplicas que hubo me estaban quemando mucho.
Tenia la mochila con lo indispensable preparado y de hecho dormia en tejanos y las zapatillas preparadas al lado de la cama por si acaso...

A ver como acaba todo...

Luciane Moraes dijo...

Que imagens mais LINDAS! AMEI!

Eu gostaria de fazer um pequenique debaixo dessas belas árvores..

É muito LINDO essa paisagem* Poesia para meus olhos.

Abraços,
Lu

Luciane Moraes dijo...

Parabéns por estas belíssimas fotos*

lorco dijo...

Vamooooooos!!!

Tan solo un par de semanas y estamos en Golden week, una semana entera para desconectar y olvidarnos de que la tierra se mueve.

EL TÍO CHIQUI dijo...

Me quedo con el hanami!! Lo de ayer ya pasó...pero ese jamón seguirá con nosotros muchos días! :)

abrazo!

zordor dijo...

Ánimo tio! Yo creo que la normalidad de tus compañeros se debía más que a nada a la costumbre y es que en estos días todos nos estamos acotumbrando a que el suelo tiemble cada poquito... a ver si ya termina de calmarse las cosas :)

Felipe dijo...

Las fotos de los japoneses sentados en las esterillas bajo los cerezos me han recordado a algún episodio de Shin Chan XD

Y ten ánimo y mantén la calma como los japoneses. Espero que pronto encuentres esa normalidad que tanto se echa de menos cuando no se tiene.