Conducimos por el interior de la isla. La mayor parte del paisaje es rural, apenas vemos casas y casi toda la superficie está cubierta por cultivos de arroz y bosques. Sin duda no es una de las regiones más visitadas por los turistas en Japón.
Ese día me toca a mí llevar la delantera de la expedición. Por el retrovisor me siguen mis amigos Edo y Luis, en sus respectivos coches. Subimos y bajamos por carreteras de montaña. Al cabo de una hora llegamos hasta nuestro destino, el templo Ōkubo-ji (大窪寺), el número 88 dentro del famoso camino de peregrinación budista en la isla de Shikoku.
Se piensa que el budismo llegó a Japón en el año 552, a través de la península de Corea. Dentro de las tradiciones que se desarrollaron en el budismo japonés, una de las más curiosas fue sin duda el Camino de peregrinación de los 88 templos de Shikoku (四国遍路). Podríamos decir que es la versión japonesa del Camino de Santiago.
Como ocurre con otras religiones del mundo, las peregrinaciones también desempeñaron un papel importante en la práctica religiosa en Japón. A lo largo de su historia, incluso antes del período Heian, se fundaron por todo el país numerosos sitios budistas en montañas sagradas o lugares de una naturaleza singular. También la religión nativa de Japón, el sintoísmo, contaba con santuarios sagrados objeto de peregrinación, como el Santuario de Ise o el Camino de Kumano.
La ruta de los 88 templos fue fundada por el monje budista Kūkai (Kōbō Daishi), que vivió entre los años 772 y 834. Estudió en China y a su regreso a Japón estableció la escuela o secta budista conocida como Shingon. El camino, de unos 1200 km de longitud, fue diseñado para rodear por completo Shikoku (四国), su isla natal, que en japonés significa literalmente "cuatro provincias". Estas se corresponden con Awa, Tosa, Iyo, y Sanuki, que durante el período Meiji fueron reorganizadas en las prefecturas de Tokushima, Kochi, Ehime y Kagawa. El viaje del peregrino a través de estas cuatro provincias simboliza el camino hacia la iluminación del Budismo. Los templos 1-23 representan el despertar, 24-39 la idea de austeridad y disciplina, 40-65 la etapa de la iluminación y 66-88 la llegada al nirvana.
En un principio se trataba de un viaje ascético que debía realizarse a pie. Antes de ponerse en marcha los peregrinos debían obtener un permiso especial. Luego, debían seguir los caminos marcados, permanecer en lugares poblados hasta un máximo de tiempo y llevar consigo una libreta que sellaban a cada templo que pasaban, como prueba de que estaban recorriendo el camino. Hoy en día no se imponen tantos requisitos y se ha convertido más en un camino turístico. Es habitual incluso recorrer algunos tramos en autobús o bicicleta.
No obstante, la tradición marca aún que los peregrinos deban ir vestidos con pantalones y chaquetas blancas, además de un sombrero cónico similar al nón lá vietnamita y un bastón de madera con una campanilla.
El camino de peregrinación termina en el templo Ōkubo-ji, el número 88. Se supone que antes de haber llegado hasta aquí uno ha tenido que visitar el resto de templos en orden estricto. Aquí tenéis la lista de los 88 templos de Shikoku.
A su llegada al templo, los peregrinos llevan a cabo por última vez el rito que han ido repitiendo a lo largo de los anteriores hitos que conforman la ruta.
Primero se lavan las manos y la boca antes de acceder al pabellón principal. Una vez situados frente al altar, ofrecen monedas e incienso, y a continuación cantan el mantra del budismo Shingon, un conjunto de palabras sagradas que se recitan una y otra vez.
Al completar la ruta y llegar al último templo el peregrino debe abandonar allí su bastón de madera. En japonés se le conoce como kongō-zue y se dice que representa el cuerpo del monje Kōbō Daishi que soporta el cuerpo del peregrino durante el viaje. Es por ello que debe ser tratado con respeto. En su extremo lleva inscrito las palabras "Daishi y yo, dos peregrinos caminamos juntos".
En el anexo del templo puede verse un enorme báculo de metal en cuya base se guardan cientos de bastones utilizados por peregrinos que han completado la ruta sagrada.
Como no podía ser de otra forma, repartidas por el templo encontramos numerosas figuras representativas de buda. De estas cuelgan adornos que han sido colocados por los fieles budistas que han pasado por allí.
Una de las cosas que más me llamó la atención del templo fue encontrarme estas estanterías con varias filas de pequeñas figuritas con la imagen de peregrino. Se contaban por miles.
Cada una de estas figuritas tenía debajo una placa con un nombre y la prefectura de procedencia. Supongo que los peregrinos tienen así la oportunidad de dejar constancia de su hazaña.
Algunas figuras acumulaban bastante polvo, así que imagino que esta tradición se lleva haciendo desde hace décadas.
Termino contando una curiosidad. El sonido de la campana del templo de Ōkubo-ji está incluida en la lista de los 100 Sonidos Típicos de Japón, ¿a que no sabías que existía esta lista?.
Si algún día os entran ganas de recorrer la ruta de los 88 templos de Shikoku, quizás cuando seáis mayores y tengáis tiempo de sobra, sabed que se tardan entre 30 y 60 días. Aquí os dejo enlaces con información de interés sobre la ruta de peregrinación e información turística de Shikoku.
¡Feliz viaje, peregrinos!
3 comentarios :
Que gran entrada y que interesante. Y qué envidía!
Vaya, a ver si puedo hacer algo parecido en este año que esté por aquí.
Gracias por estas entradas Alberto. Un abrazo y nos vemos.
No soy muy de peregrinaciones, así que me imagino que iría directamente el templo 88 tal y como hice con la Catedral de Santiago de Compostela ;)
Ya había oido hablar de esta ruta a otros amigos y en mi agenda figura. Seguro que te preguntaré más cosas cuando llegue el día. :)
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