martes, 29 de noviembre de 2011

Kinugawa - Ryuokyo

Esta semana os hablaba del otoño en Japón y la tradición del momiji, salir a observar el cambio de color de las hojas de los árboles. Aunque hay muchos lugares del país para disfrutar del momiji, sin ir más lejos Tokio o Kioto, yo viajé hasta Nikko, en la prefectura de Tochigi, cerca de Ibaraki en el norte. El primer día lo dedicamos a visitar el conjunto de templos y santuarios y el segundo a recorrer la zona de Kinugawa.



Kinugawa es el nombre de un río que nace en las montañas del Parque Nacional de Nikko. Cerca de su nacimiento se encuentra Kinugawa Onsen (鬼怒川温泉), una fuente de aguas termales que se descubrió durante la era Meiji y que llegó a convertirse en una de las más famosas de la región de Kanto.

En la década de los 70 la zona sufrió un boom turístico y empezaron a florecer los hoteles y los balnearios, a tan sólo 2 horas de Tokio era un destino perfecto para escapar del bullicio de la capital, aunque los años de recesión pasaron factura a Kinugawa y esta entró en declive.

El valle está situado al norte de la ciudad de Nikko.



Por lo general, cuando la gente visita Nikko suele moverse también por los alrededores, ya que las montañas de Tochigi ofrecen lugares muy pintorescos. Uno de ellos es el monte Nantai, con el lago Chūzenji y las cataratas Kegon. En lugar de visitar esa zona, nosotros decidimos explorar Kinugawa, al norte, y como veréis es un lugar que merece bastante la pena.

Nichien Momiji Line

Una de las rutas más conocidas de la región de Kinugawa para ir en coche es la "Nichien Momiji Line" (日塩もみじライン). Se trata una carretera de peaje de unos 28km que conecta las fuentes termales de Shiobara y de Kawaji.



La carretera se denomina momiji precisamente porque a lo largo de su recorrido ofrece unas vistas a un paisaje increible con diferentes variedades de árboles que se tiñen de color en otoño. Cada curva del trayecto está señalizada con una hoja roja de arce y un número, que sirve de referencia para encontrar los puntos de interés indicados en el mapa que hay al principio de la ruta.



Cuando en el anterior post os decía aquello de que los japoneses viven con especial interés algunos acontecimientos que transcurren durante el paso de las estaciones, tales como el florecimiento de los cerezos o el cambio de color de las hojas del arce en otoño, seguro que nunca pensásteis que podrían llegar a dedicar una carretera de montaña específicamente a este propósito.



En efecto, la Momiji Line sube serpenteando por las montañas cruzando bosques de arces y otros árboles cuyas hojas se tornan rojas, amarillas y marrones en otoño, dando lugar a un mosaico de colores propio de un lienzo impresionista.



Como las fotos no hacen verdadera justicia de la belleza única del lugar, me gustaría compartir con vosotros la experiencia a través de un vídeo que grabé mientras conducía por la carretera. Podéis observar que la variedad de colores va creciendo según ascendemos la montaña y lo mejor llega al final, cuando llegamos a la parte donde el momiji ha alcanzado su momento álgido.



Fue un auténtico placer ir en coche con semejante espectáculo visual a ambos lados de la carretera y, una vez más, me alegré mucho de tener el carnet de conducir japonés. Aunque las comunicaciones por tren están muy desarrolladas en este país, ciertamente hay lugares a los que sólo es posible acceder en coche, por lo que a cualquiera que venga a Japón a pasar una larga temporada le recomendaría convalidar el permiso español por el japonés. Sobre todo si tiene pensado viajar por el interior, hay carreteras de montaña preciosas.



Durante el recorrido de la ruta podemos acceder a algunas vistas interesantes como las cataratas Shirataki y Taiko-oroshi o los resorts de ski Edelweiss y Hunter Mountain que operan durante el invierno.







A mitad de camino la ruta asciende hasta los 1500 metros, donde hay un mirador para contemplar la cordillera de Tochigi. Desde aquí podemos admirar las montañas vestidas de un tupido manto marrón extendiéndose hasta el horizonte.



Después, sólo queda el descenso hacia un lado u otro, Shiobara o Kawaji. Nosotros decidimos dar la vuelta y regresar a Kinugawa para detenernos en la Garganta de Ryūōkyō.



Ryūōkyō

A 3k de Kinugawa Onsen se sitúa Ryūōkyō (龍王峡), cuyo nombre significa literalmente "Garganta del Rey Dragón".



El cañón de Ryūōkyō se formó como resultado de actividad volcánica hace millones de años y la erosión del río Kinugawa con el paso del tiempo. Kinugawa (鬼怒川), por cierto, significa "Río del Demonio Furioso". La mitología se usa para poner nombres curiosos a estas maravillas de la naturaleza.



A ambos lados del río los turistas pueden contemplar un peculiar paisaje de paredes de roca volcánica con desfiladeros y cascadas, una de las más famosas es la catarata de Nijimi, de unos cuantos metros de altura. Junto a esta se sitúa el Santuario de Ryūō, rodeado de colores en esta época del año.





La longitud del cañón es de unos 4 kilómetros. Hay una ruta de senderismo que transcurre por caminos a ambos lados del río con espectaculares puentes de hierro atravesando el cañón. Si se dispone de tiempo merece la pena adentrarse y llegar hasta el río para verlo de cerca.





Como véis, Nikko es mucho más que templos.

Espero que esta información resulte de utilidad a aquellos que estéis pensando en escapar de Tokio unos días en busca de descanso en plena naturaleza. Si consideráis la opción de moveros en coche, Kinugawa es una buena alternativa en la misma prefectura de Tochigi, aunque también es posible llegar en tren.

Cómo viajar a Kinugawa

Para llegar a Kinugawa, una opción recomendable es tomar el tren.

Hay trenes Limited Express de Tokio a Nikko, con salida desde la estación de Shinjuku y llegada a la estación de Kinugawa-Onsen.


13 comentarios :

Felipe dijo...

Muy bonita la zona y las fotos, aunque en esta ocasión se nota que el otoño ya estaba más avanzado, porque hay tantas hojas en el suelo como en los árboles. Seguro que en 2 o 3 semanas ya nos empiezas a poner paisajes sin hojas pero nevados. Lo espero con muchas ganas :)

EL TÍO CHIQUI dijo...

Grande el vídeo, me encantan las carreteras de montaña. A mi también me encanta poder conducir por esos sitios a los que no hay otra forma de acceder. :)

Pepa dijo...

Me ha encantado este post, este tipo de excursiones son mis favoritas. Salvando las distancias, me ha recordado mucho a cuando hace un par de años fui a un pueblo en los montes de León en otoño: el colorido del paisaje también era impresionante (impresionista, incluso, como tu dices). En Galicia no he visto nunca nada parecido.

Felipe dijo...

Pepa, en Galicia el otoño no luce porque el paraguas no deja ver el paisaje :D

Ms. Green dijo...

¡Qué lugar! Dan ganas de ir ya. Cualquier día te fichan los de Lonely Planet (¿o te han llamado ya?). Un beso enorme.

Pepa dijo...

Jejeje, muy buena, Felipe :D

La pena es que, principalmente, el motivo real son las (odiosas) plantaciones de eucalipto :(

Pau dijo...

Fantásticos los paisajes rojizos, es un efecto fantástico.

AnaM Guiot dijo...

No sé como debe ser el hanami porque no lo he visto personalmente pero el momiji es precioso. Buenísimas fotos. Enhorabuena

Alberto dijo...

Gracias por pasaros a dejar a vuestro comentario.

@Felipe, creo que llegamos por los pelos a ver el momiji. Igual una o dos semanas antes hubiera sido aún más espectacular, no sé decirte.

Cuando llegue el invierno espero tomar fotos de paisajes con nieve, claro.

@Chiqui, ¿para cuando un road trip en coche por Japón? Jejeje...

@Pepa, gracias, me alegra que te haya encantado el post. El otoño en Galicia debe ser bien distinto, sí, pero seguro que bello en otros sentidos.

@Sis, jeje, todavía no, pero en otra vida no me hubiera importado dedicarme a escribir guía de viaje. Algo de espíritu aventurero tengo, de hecho ya estoy planeando algunos viajes fuera de guía para el futuro.

@Pau, en algunas partes de la carretera el efecto me dejaba embobado y tenía que frenar el coche y pasar despacio.

@AnaM, yo he vivido los dos y aunque ambos son muy vistosos, me quedo con el hanami, sobre todo si es en el parque disfrutando con los amigos.

Saludos a todos.

Joseba dijo...

Bonita tradición, la excusa perfecta para hacer excursiones en el monte y contemplar los geniales colores otoñales.. un saludo ;)

Alberto dijo...

Bienvenido Joseba,

En efecto, este año quise esperar a otoño para visitar Nikko en todo su esplendor. Y valió la pena, es quizás la mejor temporada para hacer excursiones por la región.

Un saludo.

El Cervante Suicida dijo...

Hola, no he escrito nunca y este se trata por tanto de mi primer comentario. Una pregunta: en ese río ¿está prohibido bañarse? me imagino que al ser un paraje natural estará prohibido el baño pero es una duda que tenía. Preciosas fotos.

Alberto dijo...

Bienvenido y gracias por tu comentario.

No estoy seguro de que esté permitido bañarse, pero conociendo como son de estrictos en Japón con las normas en los espacios naturales yo diría que no. Quizás en alguna parte del río que esté menos transitada por turistas.