lunes, 10 de diciembre de 2007

Singapur

Fin de semana de escapada a Singapur, con motivo del Zoukout. Singapur, isla y ciudad-estado situada al sur de Malasia. Su nombre tiene origen en el sánscrito Singa-Pura (león-ciudad), es decir, Ciudad del León, después de que en el S. XIV un príncipe de Sumatra se encontrara con un tigre que no supo reconocer y que confundió con un león.



En el año 1819, el inglés Sir Stanford Raffles tomó el control de la pequeña isla habitada por pescadores y piratas para hacer frente a la influencia del comercio holandés en una zona tan estratégica para la ruta de las especias y fundó Singapur.

En 1965 se proclama la República de Singapur tras manifestarse la imposibilidad de anexionarse a Malasia.



La isla está conectada con la península de Malasia por dos puentes y está en continua expansión. La falta de espacio físico para el crecimiento económico y poblacional obliga a Singapur a comprar toneladas de arena a otros países para poder ganar metros al mar año tras año, algo cada vez más complicado porque su proyecto de expansión afecta a las fronteras de sus vecinos.

Junto con Hong Kong, Corea del Sur y Taiwan es uno de los cuatro tigres asiáticos.

En su origen un puerto de pescadores, ahora es uno de los 20 países más ricos del mundo, gracias a su fuerte desarrollo económico a lo largo de la segunda mitad del S.XX, basado en una política de dar la bienvenida a la inversión extranjera y a la manufactura y exportación de productos de electrónica de consumo. Actualmente constituye uno de los principales hubs internacionales, con el puerto marítimo más grande del mundo y un aeropuerto de los más transitados de Asia.



Lo que primero salta a la vista de Singapur es el skyline, sus altos rascacielos en el distrito financiero de Raffles Place, con el emblemático Merlion (animal con cabeza de león y cuerpo de pez) que escupe agua por la boca a Marina Bay.



El edificio The Esplanade - Theatres on the Bay es otro de los iconos de la ciudad.



Es una ciudad muy moderna pero con personalidad cero. Caminar por el distrito financiero es como ir por Manhattan; algunas avenidas en barrios residenciales parecen Miami y se percibe el toque británico en muchos edificios.


Nueva-York-Singapur


Ehh... esta noria me suena bastante...

Aunque el 80% de la población de Singapur es china la ciudad tiene el distrito de China Town. No tiene mucho sentido y parece menos auténtica que el de otras ciudades, como Nueva York.



Little India es más auténtico: el 8% de la población de Singapur congregada en 4 calles. Hay momentos que piensas de verdad que te has trasladado a la India. No había más que hindúes con sus bigotes pasando el rato tirados en la hierba, hablando y tocándose las manos con miradas de complicidad. No sé donde habían metido a las mujeres (si es que había...) pero, desde luego, ahí faltaban casas para albergar a todos los que estaban en la calle.





Por último, no puedes pasar por Singapur sin comprar nada. Y nada mejor que un paseo por Orchard Road, con sus luces de decoración navideña. Es una ciudad muy orientada al consumo. Se supone que es de las más caras del mundo pero en realidad no es más cara que Madrid. Hasta que no sales de España no te das cuenta de lo asquerosamente caro que es Madrid.

Singapur es raro. Es como si todo fuera demasiado perfecto. No hay casi papeleras pero tampoco ningún papel tirado en la calle o en el Metro, todo muy limpio y nada de marcas de chicles pegados, de hecho está prohibido mascarlo bajo multa de 1000SGD. El gobierno ofrece a la población una calidad de vida altísima a cambio de un recorte importante de libertades. Mascar chicle es delito. Tirar una colilla al suelo también. El tráfico de drogas está penado con la muerte. Algunos parecen delitos chorras, pero las leyes son tan severas que los habitantes viven acojonados con no hacer nada que pueda infrinjirlas. Hay carteles de prohibido hacer esto y cuidado con lo otro por todos lados, hay mucha paranoia con la seguridad.

En fin, es una ciudad muy agradable para vivir pero tanta perfección puede llegar a aburrir. La vuelta a Saigón, el tercer mundo comparado con Singapur, te hace ver que aquí hay más vida, más caos.

En 15 días vuelvo a Singapur para celebrar las Christmas in the Tropics.

5 comentarios :

Anónimo dijo...

Joder, vaya viaje chulo!

Yo estas navidades estuve en Cuba y ya pensaba que me lo había montado bien!

jlg dijo...

te equivocas en un detalle,la población en Singapur no son los que viven con paranoia,son los extranjeros que se sorprenden con que al tirar una colilla al suelo, que es una guarrería, te multen o que te apliquen la pena de muerte por el tráfico de drogas (no consumo) y te recuerdo que el tráfico de drogas mata a gente.
Creo que en España necesitamos aprender un para de cosillas

Alberto dijo...

Sí, es posible que sean los extranjeros los que más viven la paranoia, como dices. Será que en Singapur hay prohibiciones que no se dan en sus países de origen, como lo de consumir chicle o meter comida en el Metro.

Me parece bien que sean estrictos con el tabaco, tirar colillas y el tráfico de drogas pero creo que la cantidad de carteles con prohibiciones que ves por la calle es exagerada y algunas prohiciones en sí mismas me parecen ridículas: ¿No te parece llegar demasiado lejos al prohibir comer chicle o practicar sexo oral (hasta hace poco estaba prohibido)?

En cualquier caso, lo de que Singapur sea la Ciudad de las Prohibiciones no me lo he inventado yo, es uno de los motivos más populares en las camisetas de recuerdo.

jlg dijo...

Si ,,,estoy de acuerdo que algunas prohibiciones son un poco absurdas como alguna de las que mencionas, fíjate que lo del chicle incluso lo comprendo, porque ponte a mirar cualquiera de nuestras calles desde una altura y verás que sorpresa te llevas.
De todas maneras, son cosas que para los singapurenses son normales y no les dan mayor importancia, insisto en que son los extranjeros los que ponen el grito en el cielo. Un Singapurense está más que dispuesto a tener todas esas "prohibiciones" y seguir teniendo la calidad de vida que tienen,, no crees ?
Calidad de vida conseguida con multas, pero también con educación, lo que ha llevado a que ya nadie conciba según que actos.
Ya te digo, ójala que aquí tuviéramos alguna de esas "prohibiciones" y la misma calidad de vida. Aquí ya sabes que tenemos también muchas leyes y alguna que otra prohibición, pero como no hay nadie que controle e imponga multas, pues ya sabes, acaba siendo un circo donde hasta la hormiga se fxxa al elefante.

Alberto dijo...

Sí, lo de tirar el chicle a la acera o la colilla en la playa lo podían multar severamente en España, da verdadero asco. No obstante, yo pienso que los chinos civilizados (y los de Singapur eran y son chinos) han alcanzado ese nivel de civismo a base de prohibiciones, en su cultura no impera el mismo sentido común que en occidente. Quizás por eso aquí las leyes son más relajadas. Alguien me dijo que en Singapur prohibieron el chicle porque los chinos lo pegaban en los sensores de las puertas del Metro para dejarlas abiertas. Eso no se concibe en occidente.

En el Metro de Taipei el guardia del Metro me obligó a sacarme el chicle de la boca y entregárselo en un pañuelo. En ningún momento hubiera entrado en mi cabeza tirarlo al suelo pero ¿tengo que joderme y no poder comer chicle porque algunos incívicos no saben comportarse? Me parece pagar justos por pecadores, algo que en occidente no suele darse.

Los chinos no se escandalizan porque lo habrán vivido desde siempre, pero algunas van fuera del sentido común, como la del sexo oral.