sábado, 5 de enero de 2008

Feliz Año Nuevo, Phuket

Del 28 de Diciembre al 1 de Enero he estado en Phuket, Tailandia, celebrando el Fin de Año en la Quedada de Informáticos ICEX de Asia.

Los asistentes: Juan y Teresa (Kuala Lumpur), Fausy (Yakarta), Pura (Manila), Peque (Pekín), Enrique (Shanghai), Mike (Singapur) y yo (Ho Chi Minh City).



La quedada se decidió que se celebraba en Phuket. Phuket es la mayor isla de Tailandia.



Es muy conocida por el turismo de playa y fiesta. Las playas son menos paradisíacas de lo que esperaba (comparado con Krabi o Phi Phi, que están al lado) y la fiesta tiene cierto contenido sexual. Seguro que todos habéis oído que en Phuket hay mucho puterío y mucho turismo sexual, pues... es verdad.


Empezamos por las playas





Están bastante bien. Arena fina, aguas tranquilas, cálidas y transparentes. Estuvimos sobretodo en Karon, la segunda playa más popular después de Patong y mucho menos concurrida. Lo mejor de las playas de Phuket son, sin duda, las puestas de sol. Karon está orientada totalmente al Oeste, por lo que la vista al atardecer es perfecta.



Sale barato alquilar una moto y recorrer la isla, nos pillamos unas Yamahas automáticas que eran la caña al lado de mi Honda Wave de marchas.





Llegamos hasta Kamala, la playa más afectada por el tsunami que azotó la isla a finales del 2004.


La fiesta está en Patong

Patong Beach es sin duda una de las playas con nombre propio de Tailandia, uno de los símbolos de ese tipo de turismo por el que el país es tristemente conocido.





Nosotros empezábamos las noches con un botellón en la playa, siguiendo la tradición española. Con el contentillo encima, ya estás en disposición de ir a los locales de fiesta y aguantar el resto de la noche con el aguachirri que ponen en las copas, malísimas.

La calle Bangla Road, perpendicular a la playa, contiene todos los bares, clubs y discotecas de interés. La fiesta está dentro de los locales y en la calle, todo abarrotado de gente que, en conjunto, forma una extraña mezcla: hombres occidentales, mujeres tailandesas y ladyboys (travestis).



Fue un Fin de Año inolvidable, totalmente distinto a cualquier otro fin de año que hayamos pasado jamás. Todos nos emocionamos y, una vez más, fuimos conscientes de que estamos a miles de kilómetros de nuestros hogares, de nuestras familias y amigos, viviendo en países desconocidos y tan diferentes de la cultura que conocemos. Que la vida nos ha cambiado por completo en estos 3 meses que llevamos en Asia, que no vemos el mundo con los mismos ojos, que el tiempo se pasa volando, que este año no se volverá a repetir y que tenemos que aprovechar cada minuto de nuestra estancia.

Terminamos de cenar justo para el cambio de año. La gente se volvió loca durante la última hora del 2007. En Bangla Road no dejaban de estallar tracas, encendidas de forma espontánea e incontrolada. Ibas andando y de repente cundía el pánico, un loco había encendido una traca en mitad de la multitud y huía atropellando a las personas de alrededor. En ocasiones cogía la misma traca y corría calle abajo abriendo un pasillo entre la multitud que se apartaba a su paso. Mucho ruido, mucho humo, mucho caos. Todo el mundo intentaba llegar a la playa, sin objetivo fijo, ya que descubrimos que no había organizada ninguna cuenta atrás para el 2008. Fuera de occidente, ¿cómo coño sabe la gente cuando está en 2007 o en 2008? Los españoles improvisamos y empezamos a dar las campanadas. Como no encontramos uvas en Phuket, tomamos 12 M&Ms. Con la última campanada, gritos y abrazos. Unos a otros nos felicitábamos el año nuevo emocionados mientras a nuestro alrededor todavía había gente en el 2007.

Al rato, cuando todo el mundo ya había entrado en el 2008, empezaron a tirar fuegos artificiales desde la playa. De nuevo, de forma espontánea e incontrolada, se podían comprar a los vendedores ambulantes que pasaban por allí. Algunos estallaban en el suelo porque el cohete se quedaba anclado en la arena, algunos salían disparados contra la gente. Un infierno.

Cuando el ambiente se tranquilizó y la gente empezó a dispersarse, fuimos a la playa a hacer botellón. La escena era preciosa. Cientos de personas lanzando farolillos al cielo con sus deseos para el año 2008, una bonita costumbre tailandesa.



Por supuesto, nosotros también compramos nuestro farolillo, fue muy divertido.



El resto de la noche fue genial. No me quedé hasta demasiado tarde porque tenía que coger un vuelo al día siguiente.

Espero que en breve nos volvamos a juntar porque la experiencia ha sido inolvidable.

1 comentario :

Franky Molotov dijo...

Increible o.O Que bien cuentas todo macho. Te hace trasladarte allí y sentir lo que sentias.